31.8.05

Alerta amarilla en el volcán de Santa Ana

Ayer por la noche, el ministro de gobernación y funcionarios del SNET decretaron una alerta amarilla para la zona del volcán de Santa Ana. Según explicaron, en los últimos días ha habido un incremento importante en el número de sismos -imperceptibles para la población- que se originan en los alrededores.

Según los profesionales, llegó a tal grado la actividad sísmica que en ocasiones ya se podía hablar de un movimiento continuo. El acceso al cráter está restringido a los técnicos y la policía, pero aún no hay una emergencia. Es sólo una medida preventiva, por si acaso deben declararse medidas posteriores.

En la televisión pudo verse una imagen de la columna de humo que emanaba del cráter. En un día despejado podría distinguirse con claridad desde lejos, pues asciende más de mil metros sobre el volcán. Los técnicos insisten en que no hay que alarmarse, pues la historia nos dice que el Ilamatepec no suele tener erupciones violentas. Continúan con los monitoreos, pues no hay manera de saber si la actividad empeorará o si, por el contrario, se debilitará en los próximos días.

30.8.05

El gusto y la crítica

Recibí un comentario acerca de la nota de ayer, sobre la película de Luis Puenzo. Jacinta Escudos me dice que esta cinta no le agradó. Y bueno, eso me dio la entrada para escribir ahora sobre el gusto y la crítica profesional.

Se ha dicho siempre que una cosa es el gusto personal y otra el estudio crítico de una pieza artística. Se dice también que ambos aspectos tienden a confundirse. Y claro que es así. No somos máquinas que logran separar por completo en rutinas distintas la forma como procesamos la información. Además, también entra en juego el hecho que aparte de juzgar un producto artístico por sus valores y estructura, también lo hacemos por la manera como nos conmueve, entretiene o seduce.

Me ha tocado estar en contra de todo el planeta, declarando que un artista o un producto artístico no me "pega". Por ejemplo, cuando hace diez años se puso de moda Milan Kundera. Tanto entonces como ahora es un escritor al que no disfruto. Algo parecido me ocurre con Mario Benedetti, aunque el asunto no es tan grave como lo que sucede con el checo. Creo que el uruguayo es un buen escritor, del que he leído varios cuentos y poemas que me han agradado. Sin embargo, no siento que tenga la calidad de otros orientales como Juan Carlos Onetti o Felisberto Hernández.

¿Y quién puede decir que un artista es mejor que otro? Muy pocos pueden hacerlo con propiedad y método. El mejor juez siempre ha sido el tiempo. Sólo él dirá, dentro de cincuenta o cien años, si un libro o una película, una canción o una pintura, tienen la fuerza e inspiración suficientes para volverse eternos. Ahora bien, no resisto la tentación de escribir una maldad: han pasado apenas diez años y Kundera ya dejó de ser noticia.

29.8.05

La puta y la ballena

De verdad que admiro la facilidad de las actrices españolas para desnudarse. Sin complejos, sin dudas, actúan de la manera más natural. Una persona como yo, llena de timideces, jamás se atrevería a hacer lo que Aitana Sánchez-Gijón y Mercè Llorens consiguieron en la película La puta y la ballena. Un aplauso para ellas, pues sus papeles son difíciles y los sacaron adelante con mucha casta. A Llorens nunca la había visto actuar, y me parece que hizo una actuación bastante buena. Supo imprimirle a Lola esa energía vital que necesitaba.

La película nos cuenta dos historias distintas, la de Lola, una catalana que llega a la Argentina en la década de los treinta, y la de Vera, otra catalana que en la época actual no sabe qué hacer con su vida y es comisionada para investigar las fotos de un argentino que murió en la guerra civil española. Dirigida por Luis Puenzo -el mismo que llevó a cabo La historia oficial, que ganó un Óscar a la mejor película extranjera-, esta coproducción ha sido una grata sorpresa en el circuito nacional de cines.

De entrada hubo una discusión sobre el nombre de la película, pues parece que el organismo gubernamental encargado de velar por nuestra moral deseaba cambiarlo. Al final, como siempre sucede, la polémica sólo aumenta la curiosidad y atrae a los espectadores. Sin embargo, este trabajo no necesita de tales ganchos. Se sostiene sin ayuda, a pesar de los problemas de audio -que no sé si deben atribuirse a la producción o al sistema de sonido de la sala-.

Las historias que se han mezclado resultaron muy atractivas. Creo que ha sido un acierto la manera como Puenzo ha logrado combinarlas. Una buena opción para asistir al cine, o esperar a que los piratas del centro de Sansívar la ofrezcan.

26.8.05

El turno del escriba

A Borges no le agradaba el término "novela histórica", que por cierto se ha extendido bastante en nuestra época. Si utilizamos la definición moderna, entre los ejemplares más antiguos de este género se encontrarían la Ilíada y la Odisea. Los estudiosos las seguirán contando dentro de la épica antigua, no le busquemos más clasificaciones.

Este tipo de novela busca recrear (nunca mejor dicho, pues re-crea a través de la ficción) un hecho muy conocido del pasado. Los personajes son tomados del episodio histórico que se estudia, y el autor les añade características nacidas de su imaginación.

El turno del escriba es la novela ganadora del premio Alfaguara 2005, y fue escrito por las argentinas Graciela Montes y Ema Wolf. Narra el encuentro entre el escriba Rustichello y Marco Polo, en una cárcel de Génova, a finales del siglo XIII. El escriba decide elaborar el libro que detalle los viajes del veneciano por Asia, para así conseguir atraer la atención de una casa real de Europa que pague su rescate de prisión. Las autoras han hecho un fuerte trabajo de investigación, tanto de los giros del idioma como de la atmósfera de la ciudad portuaria. La ficción comienza cuando imaginan las conversaciones, el ambiente dentro de la cárcel, el desarrollo de las intrigas usuales que discurren entre las familias poderosas. Dentro de este aspecto, se ha hecho un excelente trabajo.

La debilidad que percibo en este libro radica en la falta de atracción del tema. La novela histórica, por lo general, aprovecha un tema conocido y que es de mucho interés para el público. Creo que no supieron explotar el encuentro entre estos dos personajes, pues la narración corre tranquila, como un arroyo silencioso. El final queda demasiado abierto. Hay muchas preguntas inconclusas, más de las necesarias. Es posible obtener una gran novela contando cómo se ha elaborado un libro o alguna otra pieza artística. El turno del escriba, en mi triste opinión, se quedó corto. Me pegó más el libro ganador del año anterior -Delirio, de Laura Restrepo-.

Como sé que en gustos se rompen géneros, no dudo que haya opiniones contrarias a la mía. Qué bueno que sea así, porque el mundo sería muy aburrido si todos pensáramos igual.

25.8.05

Diez palabras

Siguiendo la cadena que Jacinta Escudos sugirió en su blog, elijo aquí las diez palabras que más me gustan del castellano. No están en orden de importancia o preferencia. Esta iniciativa surgió en el blog Diez Palabras.

Luego de elaborar una lista preliminar, que además no fue exhaustiva, me di cuenta que tengo cierta predilección por las esdrújulas -quizá en mi vida anterior mi lengua materna fue el inglés-. De las veintitantas que seleccioné tenía en la primera lista: énfasis, heráldica, rémora y casuística.

De todos modos, la colección definitiva no pasó por un proceso riguroso. Repetí las palabras en la mente y elegí las que en ese momento me gustaron más. Aquí está la lista:

Bicornio
Vivencia
Ditirambo
Trabuco
Ubérrimo
Volcán
Numen
Ágora
Septentrión
Dársena

Entre las palabras que estuve considerando anoté: gerifalte, numismática, esperanza, rompecabezas, incunable, sábado, lobo, enjundia, meridiano, austral, triscadecaifobia, alucinógeno y ñandú.

24.8.05

La sinfónica juvenil

Anoche asistí al Teatro Presidente a una función de la Orquesta Sinfónica Juvenil. Lo que más me llamaba la atención del concierto fue la suite sinfónica Carmen, de Georges Bizet. Pero fue una agradable sorpresa escuchar el Carnaval de los animales, de Camille Saint-Säens. Hubo intervenciones de varios muchachos liderando con sus instrumentos a la Orquesta en los distintos movimientos, además del dúo de pianistas guatemaltecas, Consuelo Medinilla y Julia Solares, que actuaron como solistas.

Es maravilloso que en un país donde el esfuerzo cultural sostenido es la excepción, la Orqueta Sinfónica Juvenil cuente ya con muchos años de actividad ininterrumpida. A todos nos encantaría que algunos de los jóvenes que la conforman se vuelvan compositores, o integrantes de agrupaciones más importantes cuando lleguen a la madurez. Ojalá que esta iniciativa logre en un mediano plazo que la cultura musical de la Tierra de collares se vea fortalecida.

Cuando la Orquesta interpretó Carmen yo estaba ansioso por escuchar tres movimientos en especial: la Canción del torero, la Habanera y los Toreadores. Se encuentran entre los más conocidos de la música académica. Hay una versión de la Ópera en el cine, interpretada por Plácido Domingo, que es bastante buena.

Aunque la tecnología de audio ha mejorado mucho en los últimos años, y es posible escuchar en casa un concierto o una sinfonía con aparatos de gran calidad, las presentaciones en vivo siempre tienen esa energía adicional que nos mantiene pegados a los asientos, no importa el género musical que nos agrade.

23.8.05

Encuentro con un amigo de la infancia

Ayer por la tarde, luego de salir de la oficina, fui a un centro comercial y me encontré con un amigo a quien tenía varios meses de no ver. Para mí siempre ha sido y será Jimmy, el vecino que vivía en el cuarto piso del edificio M de la colonia IVU. Al verlo se me vino encima toda una avalancha de recuerdos.

El primero, y más fuerte, el perro que él tenía en esos años de la infancia. Se llamaba Juguete. Era aguacaterrier, es decir, callejero. Blanco, de tamaño mediano, y al principio mudo. Luego de un par de años, como por arte de magia, aprendió a ladrar. Luego ya no aguantábamos la bulla que levantaba. Era muy fácil encontrar a Jimmy o a sus hermanos en los juegos de escondelero porque Juguete los delataba.

Otro recuerdo, y muy querido, es el de la tropa de niños que se juntaba detrás de nuestro edificio para jugar fútbol, escondelero, mica envenenada o ladrón librado. En esa época había suficientes niños para armar varios juegos al mismo tiempo, y si uno se enojaba con su grupo se marchaba al otro sin mayor reparo. Me sorprende aún que de tantos muchachos ahora sólo haya un grupo reducido en ese lugar. La población de la colonia ha envejecido.

Claro, también hablamos de lo cara que está la vida. Cuando éramos adolescentes nos daban un colón diario para gastar. Jimmy me dijo que ahora les da un dólar diario a sus hijos, y que a veces le piden refuerzo. Y otro tema obligado fue el de los amigos que se fueron por el mal camino, uno que murió baleado en una riña, otros que terminaron en la cárcel y uno más que murió de sobredosis.

Jimmy me contó que había visto la foto de bodas de mi hermano en el periódico, y que él lo recordaba con la cara de niño tímido que salía a jugar fútbol todo el día durante las vacaciones. A mí me pasa lo mismo con los amigos de esa época: cuando los veo en la calle recuerdo hasta el tono de voz que tenían, y me sorprende verlos casados, con hijos y con un vozarrón que no se corresponde con la imagen de muchachito que yo tenía guardada en mi cabeza. Ahora que mi generación está por completo integrada a la vida económica del país, me sorprende mucho que de una edad que yo considero triste guarde memorias tan agradables. Puede que a todos nos suceda lo mismo. Por más difícil que creamos haya sido nuestra infancia, siempre habrá momentos gratos para recordar.

Así como le habría sucedido a nuestros padres, Jimmy y yo nos lamentamos por la difícil época que le toca vivir a la nueva generación. Al despedirnos olvidé pedirle su teléfono, pero es que yo sé que si necesito comunicarme con él, puedo preguntárselo a su mamá. Ella y mi mamá siguen siendo vecinas.

22.8.05

Juan José Saer

Saer es uno de los escritores más importantes de la Argentina. Acabo de leer la primera de sus novelas publicadas: Responso. Con anterioridad había leído La ocasión y La pesquisa, que forman parte de los libros más recientes.

Tenía mucho interés por leer este libro, pues siempre resulta interesante observar la evolución que un escritor presenta a lo largo de varias décadas. En efecto, Responso fue publicado en 1964. Hay más de veinte años de diferencia con La ocasión, lo que no necesariamente significa que sea el mismo período en cuanto a la escritura de los trabajos, por supuesto. Sin embargo, hay varios detalles que saltan a primera vista al compararlos.

En Responso, ya se advierte el magistral manejo del idioma que Saer utiliza para hipnotizar a sus lectores. Aunque no es un protagonista de primera línea, como en sus trabajos posteriores, la limpieza del texto y la elaboración de imágenes forman un antedente que nos advierte lo que vendrá con los siguientes libros. Otro detalle presente es la historia argentina. En todos los trabajos que he leído siempre hay referencias, con mayor o menor intensidad, a los sucesos de la nación suramericana -aun después de la salida del autor hacia Europa, donde reside-. En Responso hay referencias a Juan Domingo Perón, que a pesar de ser sólo un personaje secundario, forma parte de las claves del desmoronamiento de Barrios, el periodista caído en desgracia luego del golpe de estado de 1955.

La novela narra el desmoronamiento final de Barrios, su viaje al último escalón de la dignidad. Es la historia de un perdedor, que se sabe destruido y no puede hacer nada para disminuir la velocidad de caída. Con este sencillo argumento, Saer arma un relato interesante, que profundiza en la desgracia y la pérdida, la falta de comunicación y la autodestrucción, que marcan a los personajes que intervienen en la vida de este periodista, que sueña con la vuelta de Perón para recuperar su puesto de dirigente de un sindicato. Bella historia que presagia los regalos literarios que más adelante el autor nos habría de obsequiar.

19.8.05

Más sobre el volcán de Santa Ana



Ayer el jefe del comité de emergencia nacional anunció que ha habido un incremento importante en el número diario de microsismos detectados en el volcán de Santa Ana, aunque volvió a recordar a la población que en anteriores ocasiones se han observado temporadas con igual comportamiento. Mencionó que no hay indicios que lleven a pronosticar una próxima erupción.

Las fotos que he añadido a esta nota las tomé en el cráter del volcán en marzo. Pueden ver la gran cantidad de gases que suben, y que están causando daños a la vegetación cercana. Las personas que viven en los alrededores se quejan porque el gobierno no ha realizado campañas de divulgación, en las que se recomiende qué hacer en caso de una emergencia. Claro, no basta decirles: "¡corran por sus vidas!"

Cuando los días están despejados -en este momento no, porque estamos a mitad de la temporada lluviosa-, es posible ver la columna de humo del volcán desde la carretera de San Salvador a Sonsonate, a unos diez kilómetros de distancia. No es tan impresionante como la del Pacaya, en Guatemala, pero sí lo suficiente para mantener intranquila a la población.

18.8.05

La poesía de Osvaldo Hernández

Ayer por la noche, en los miércoles de poesía de la peña cultural en los Tacos de Paco, el poeta Osvaldo Hernández leyó varios poemas que formarán parte de su próximo libro. Según explicó, aún está trabajando en su desarrollo.

Los poemas que escuchamos anoche están inspirados en el suegro de Osvaldo, quien falleció hace un año. A través de esos versos pudimos conocer a un hombre que tenía un gran sentido del humor, que gustaba de asistir a las funciones de los circos pobres y que sentía un profundo cariño hacia sus nietos. Mario -asi se llamaba esta persona- ha sido retratado en la poesía de Osvaldo con mucho amor.

La opinión unánime de la concurrencia fue que nos habría gustado conocer a Mario en persona. Ahora sólo nos queda saber de su vida a través de la poesía de Osvaldo. Al final de la lectura, todos les brindamos un fuerte aplauso, al poeta y al ausente. Estoy seguro que cuando este trabajo se publique será muy bien recibido.

17.8.05

La difícil sencillez

Me he robado el título de esta nota de un libro de ajedrez, en el que se comentaba una partida que contenía jugadas sencillas, pero que al verlas en conjunto formaron una hermosa secuencia de movimientos que obtuvieron la victoria.

En muchas ocasiones he conocido libros, poemas o pinturas que, a pesar de estar formados por escasos elementos o ser de corta extensión logran remover todas las fibras internas. Así me pasó cuando escuché el disco que varios músicos hispanoamericanos prepararon como homenaje a Neruda. Hay composiciones de diversos ritmos y géneros, pero la que más me pegó fue la que preparó el cantante español Antonio Vega. Él musicalizó el soneto LXVI. Con un arreglo muy sencillo, ha convertido el poema en una bella canción de amor.

Hay otros trabajos muy interesantes, como El monte y el río, musicalizado por Jorge Drexler. Pedro Guerra y Joaquín Sabina también tuvieron intervenciones que me llamaron mucho la atención. El trabajo de Vega, sin embargo, es el que puedo escuchar una y otra vez sin cansarme. La guitarra baila entre los acordes de Do y Sol durante toda la canción, así que es la voz la que se encarga de imprimirle esa huella especial.

16.8.05

De las traducciones

Hace algunos años tuve la gran suerte de leer a Kavafis por primera vez en una magnífica traducción. Luego, una amiga me prestó una edición mexicana, que había sido elaborada por un catedrático que había estudiado muchos años en Grecia. El resultado fue notable. Los poemas tenían muy buen ritmo y no parecían provenir de un traslado desde otro idioma.

No me ha ocurrido igual con los textos de Rimbaud o Rilke. Ya que no conozco francés o alemán dependo del buen desempeño de un traductor diligente, y hasta la fecha no he tenido la fortuna de encontrarlo. En librerías y bibliotecas he hojeado varios libros de estos autores y ninguna de esas ediciones me ha satisfecho. ¿Será pura pose de crítico mal pagado? No sé, pero si estos poetas han levantado tantas emociones en el mundo debe ser porque los textos, en su idioma original, han sido trascendentales.

La poesía, me parece, es el terreno más difícil para la traducción. No basta con obtener una equivalencia literal en otro idioma, sino que también hay que dotarla de alma. Yo he tratado de hacerlo un par de veces y el resultado ha sido penoso. Me quito el sombrero ante los maestros que se dedican a este arte.

En estos días he estado leyendo una edición bilingüe de Las caridades de Alcipo, de Marguerite Yourcenar. Aquí he encontrado bellos ejemplos de traducciones. Pero quiero compartir un fragmento de poema en el que, como es natural, los versos en francés son mucho mejores que su equivalente en castellano.

Je suis fils de la terre noire,
Mais aussi du ciel étoilé;
Ouvrez-moi la porte de gloire!

L'image du temps écoulé
Se réfléchit dans ma mémoire;
Le beau miroir n'est pas troublé.

Ouvrez-moi le gouffre de gloire...


Soy hijo de la tierra negra,
Pero también del cielo estrellado;
¡Abridme las puertas de la gloria!

La imagen del tiempo transcurrido
Se refleja en mi memoria;
el espejo puro no se enturbia.

Abridme el pozo de la gloria...

Yo no hablo francés y apenas sé leer dos palabras juntas en ese idioma. Sin embargo, con una pronunciación aproximada (o imaginaria, si lo prefieren), me he percatado del ritmo y la música dentro de los versos de Yourcenar. Qué bien por aquellos que puedan leer este poema en la lengua que fue concebida, sin el obstáculo de una traducción. Los que no podemos hacerlo tenemos que dar gracias por la estupenda idea de las ediciones bilingües.

15.8.05

El poder de la prensa

Ayer por la noche, luego de un fallido intento por dormir, encendí la televisión y vi la película News at eleven, protagonizada por Martin Sheen. En ella, el presentador estrella de un noticiero se enfrenta a muchos problemas de tipo moral, pues el nuevo jefe del noticiero quiere explotar una historia de abuso sexual para elevar el rating del canal.

El profesor de drama de una escuela es acusado de abusar de una de sus alumnas, y la cobertura que el canal hace coquetea con el amarillismo. Como casi siempre, Martin Sheen es el bueno y sale limpio de esa prueba, dándole una lección al jefe del noticiero. Sin embargo, esta película y muchas otras de temática similar me hacen pensar en el poder que la prensa (escrita, televisiva, radial y por Internet) ha obtenido en estos años.

Durante la primera guerra del golfo, George Bush padre vio con asombro que CNN lanzó al mundo la exclusiva del inicio de la ofensiva contra Irak. Bush tenía planeado enviar un mensaje esa noche para dar los detalles, y la cadena de noticias se le adelantó por unos minutos. La tecnología permite que veamos en nuestros televisores la cobertura de un hecho con apenas segundos de retraso, el tiempo que tarda la señal en rebotar en los satélites artificiales y llegar a la estación local. Ya nadie puede decir que ignora lo que sucede en un país remoto.

¿O es posible?

Por desgracia, muchas de las grandes cadenas de noticias, en cualquier formato, se encuentran sesgadas hacia la noticia que vende, que está de moda. Nuestro morbo por invadir las vidas de otros también las ayuda. ¿Por qué hay tantos periodistas que siguen a los famosos? Porque nosotros queremos saber sobre ellos. ¿Por qué no hay una investigación seria y profunda sobre la pobreza en nuestro país? Porque las noticias derivadas de la delincuencia social u organizada son más "llamativas". Parece que nadie se ha enterado que la pobreza, la falta de educación y el hacinamiento son factores que pueden estar desencadenando la violencia de las pandillas.

Los periodistas de hoy tienen la gran responsabilidad de cumplir su misión con honestidad. Al mismo tiempo, los dueños de los medios deben sacrificar una parte de sus beneficios económicos para obtener la independencia necesaria que les permita comunicarse con su público de una manera efectiva, sin sesgos ni manipulación. Todo un reto en este mundo globalizado, donde a veces nos olvidamos que sólo estamos de paso.

13.8.05

Certeza de la duda

Anoche un grillo se metió en mi cabeza y me trajeron a este
hospital de Main Street.
Necesito una laptop, una laptop para
sacarme este ruido del seso.
Tengo vendada la cabeza, un pie torcido, un ojo que busca al
otro ojo con obsesiva crueldad.

Así comienza el poema Nocturno, de Alfonso Quijada Urías (para nosotros, Alfonso Kijadurías), que está incluido en el libro Certeza de la duda. He esperado hasta el fin de semana para leerlo sin interrupciones, sin prisas.
El poeta nacido en Quezaltepeque en 1940 se ha convertido en un autor de culto. Lo hemos rodeado de una aureola mística, y convertido en un profeta venido del Oriente. Sin embargo, él es la suma de lecturas y experiencias, de tristezas y alegrías, al igual que nosotros. Su verso es refinado, pulido por los años del oficio de poeta. Comparto a continuación algunas de sus gemas:

Maleficio beneficio

Escribes que estás soñando y en el sueño te ves creando un
esplendor que se escapa de tus manos;
hilaridad del buen juicio, maleficio, mientras sueñas escribes,
y mientras escribes sueñas
y en el sueño ves la selva y una mujer desnuda.
Escribes que estás soñando y en el sueño te miras.
Mentira es todo; ni escribes ni sueñas, ni hay selva ni mujer
desnuda,
sino tan sólo un viejo, un viejo delirante
que juega con el fuego como un niño.

Ausencia presencia

Su boca literaria y conmovida vuelve a llamarme
en el misterio de la biblioteca
donde el pájaro frío de la muerte trina sobre un libro
empastado y cubierto de caracteres de oro,
delicioso manjar de sus ojos y su frente.
Algo de mí, consciente, percibe en este sitio su presencia,
el erudito ruido de sus dedos
entre las finas capas de papel cebolla,
y lo mejor de todo, su risa contagiosa ante el hallazgo leve
de un destello fugaz.

Rumor

Era el canto inconsciente de las criadas, fregando los suelos,
colgando la ropa o pasando los perezosos plumeros
sobre los muebles;
el canto de la amante peinándose frente al espejo, el murmullo
del agua que escucha el enfermo en la antesala de morfina.
El canto sin traducción que flota en el aire del sudoroso
mediodía,
como un mensaje oculto que nos acompaña de la infancia a la
muerte.
El canto que asciende con el humo de las cocinas y penetra
ventanas, pasillos, escalinatas,
cuartos de baño y azoteas,
el canto de las cosas vuelto polvo, remolino en los patios donde
duermen las bestias,
el canto vuelto silbido de prófugo ladrón, del asesino
y el traidor.
El canto de las eras, del tiempo transcurrido, que no
transcurre más.
El canto de la piedra que ya no rueda más. El canto puro del
silencio,
antes y después de la palabra.

12.8.05

Algunas fotos de Buenos Aires


Comenzando desde arriba:

1. Casa Rosada, frente a la Plaza de Mayo.
2. Foto obligada en Caminito, en el barrio de la Boca.
3. Bailarines de tango, en Caminito.
4. Tumba de Evita, en el cementerio de la Recoleta.
5. Una gatita tuerta, en el cementerio de la Recoleta. Pese a la timidez inicial, se dejó acariciar luego con mucho gusto. Me dieron ganas de adoptarla.
6. El Teatro Colón, sobre la avenida 9 de julio. En 2008 celebrarán su primer centenario.

Cuarentena en el volcán de Santa Ana
























El volcán de Santa Ana, conocido también como Ilamatepec, está en cuarentena. No es que esté enfermo, sino que podría enfermar a alguien. A partir de esta semana está prohibido bajar a la laguna de azufre o aproximarse demasiado al cráter.
En la primera foto pueden ver una imagen del año pasado, cuando sus fumarolas comenzaron a intensificarse. En la segunda ven una imagen de la laguna de azufre. La tomé durante la semana santa.
La tercera foto fue en ese último viaje. Pueden ver el color que están tomando los árboles debido al constante baño de azufre que está cayendo en las faldas del volcán. Según han comentado los policías de la zona, también se escucha un retumbo similar a la turbina de un avión.
Los vulcanólogos dicen que no hay una erupción en puertas, así que no hay por qué alarmarse. Se han percibido algunos sismos, pero eso forma parte de la rutina en la Tierra de collares.

11.8.05

El problema del agua

Hoy por la mañana, al despertar, me di cuenta que había un apagón. Eso en mi casa significa además que no hay agua. Mi colonia queda en lo alto de una colina y parece que el equipo de bombeo está muy cerca y no tiene ningún tipo de alimentación de emergencia. Suele suceder que, cuando ocurre un apagón, diez segundos después deja de caer el agua en mis grifos.

Dicho y hecho, me levanté y abrí la llave de la ducha. Sólo salió aire. Por suerte el servicio de energía quedó restablecido unos minutos después y no tuve que bañarme a huacalazos. Para eso tengo siempre un recipiente (un cumbo, pues) en el baño de la segunda planta. Nunca se sabe cuándo quitarán la energía y, por extensión, el agua.

Y eso que soy de los afortunados. Hay colonias en Soyapango e Ilopango donde el agua no ha caído en años (no estoy exagerando). Hay muchas personas que sólo la reciben de madrugada, y hay otros que tienen que recorrer mucho camino para llenar sus cántaros. Dicen que en el futuro habrá guerras por el control de las fuentes de agua. En la Tierra de collares no tendremos que esperar mucho, pues ya hay conflictos en algunos municipios por esta causa.

9.8.05

60 años del bombardeo a Nagasaki

Hoy se cumplen 60 años del bombardeo atómico a la ciudad de Nagasaki. Me ha llamado siempre la atención que la mayoría de los medios de comunicación recuerden sólo el 6 de agosto, cuando Hiroshima fue alcanzada por la primera bomba. Nagasaki sufrió un ataque mucho más poderoso, para dejar en claro que los gringos tenían la tecnología y no dudarían en utilizarla.

Ya no hay duda que esos ataques deben considerarse como un crimen contra la humanidad. La justificación que el gobierno de Estados Unidos ha argumentado durante décadas es pura basura. El gobierno de Japón ha lanzado una campaña que todos deberíamos apoyar: es necesario proscribir las armas nucleares, y erradicarlas para siempre de nuestro planeta. No es sólo cuestión de supervivencia, sino también de respeto a la vida.

Creo que no viviremos para ver el día en que un presidente de Estados Unidos pida perdón por haber utilizado la fuerza atómica contra Hiroshima y Nagasaki. La soberbia es un sentimiento difícil de vencer. Ojalá que nunca más veamos hongos radioactivos levantarse en el cielo.

¡Es urgente desterrar las armas atómicas de nuestro mundo!

8.8.05

Cambio de horario

Este día comenzó el cambio de horario para empleados de ciertas dependencias del gobierno. A partir de ahora entraron a las siete y media de la mañana, y lo harán durante dos meses, para ahorrar combustible. Según los responsables de esta medida, los embotellamientos de tránsito dismunuirán en las ciudades, lo que permitirá bajar la importación de petróleo.

Todo esto suena muy bien, pero se han olvidado de algunas cositas:

-Una gran cantidad de empleados públicos no tienen carro propio.
-Los embotellamientos le deben mucho a la pésima estructura vial.
-Muchos empleados públicos que tienen carro ya salían temprano para evitar los embotellamientos o para dejar a sus hijos en las escuelas y colegios.

Creo que hay medidas más efectivas, aunque de efectos a largo plazo:

-Obligar a los conductores a una revisión rigurosa de los motores de sus carros, con el requisito de presentar un reporte para lograr la matrícula.
-Realizar un profundo cambio en la red vial de las ciudades, para eliminar los cuellos de botella que ocasionan grandes embotellamientos.
-Cambiar los vehículos del gobierno para que utilicen combustibles alternativos, como gasohol.
-Instalar una red de transporte público formada por trenes o tranvías.

También podemos pedir un milagro, como que un científico invente una celda solar que sea el triple de eficiente que las actuales y que ocupe un décimo del espacio. Los vehículos híbridos se están popularizando en California, pero son muy caros.

Otra opción es volver a los coches tirados por caballos. ¿Y qué tal la teletransportación?

7.8.05

Hasta siempre

Hay luz en tu ventana
te veo ir y venir
no sé qué me habrás hecho
para que te ame así.
A dónde vas esta noche
sin mí...

Así dice un fragmento de la canción A dónde vas esta noche, de Marcelo San Juan. La estoy escuchando en mi computadora, en casa, mientras escribo estas líneas. He dejado atrás Buenos Aires, pero conmigo se quedan todas esas imágenes, sonidos, voces y sueños que la componen.

Hubo una persona que me preguntó: ¿qué venís a buscar aquí? Claro, los que llegamos de visita sólo vemos el lado hermoso, lo que se ofrece al turista. Esto es igual en todas partes. Yo confieso que buscaba la ciudad que leí en los libros, vi en las películas y escuché en las canciones. Por supuesto que la encontré, y mucho más.

Vi gente durmiendo en las calles, que pedía una moneda para comer al día siguiente. Hombres y mujeres a altas horas de la noche buscaban comida en las bolsas de basura, mientras que algunos ancianos dormían en las aceras sobre cajas de cartón, arropados en sábanas inmundas. Escuché a los cantantes de tango callejeros, acompañados de un bandoneonista que interpretaba con mucha dignidad viejas melodías. Un guitarrista tocó para mí varios tangos en Caminito, y no pedía más que un aplauso al finalizar. Una pareja bailaba acompañándose de la voz de Gardel y se dejaba fotografiar a cambio de una módica contribución.

Vi también paredes llena de grafitti, y escuché el desencanto de distintas generaciones, hartas de promesas incumplidas. Vi a dos muchachos correr por la calle Esmeralda luego de haber asaltado un negocio. Vi una manifestación de personas disconformes con las condiciones de vida en el país. En esto nos parecemos más de lo que nos imaginamos.

Pero también percibí la alegría de vivir de la gente, el orgullo por su tradición cultural. Me encantó charlar con empleados jóvenes de librerías que recomendaban autores y los comparaban con tal o cual movimiento. Escuché el rumor de una ciudad que se levanta a trabajar, para ganarse el escaso salario con el que ahora sobrevive. Me sorprendió la gran cantidad de teatros, y el hecho que no pude comprar boletos porque se habían agotado desde algunas semanas atrás me confirma que hay muchos que aprecian el arte.

Buenos Aires es una ciudad tan contradictoria como todas en Latinoamérica. Yo la he descubierto con ojos de turista. Que esto sea bueno o malo no lo sé. Yo sólo puedo decir que estoy contando los días para regresar algún día, con más tiempo, ojos más serenos y el amor renovado.

Amor a primera vista

¿Creen ustedes en el amor a primera vista? Yo sí. Cuando entré a la gran sala del Teatro Colón me quedé mudo por varios minutos. Había que permanecer en silencio de todos modos, pues se desarrollaba el último ensayo del Barbero de Sevilla. La orquesta interpretaba la música en el foso y los cantantes, sin la vestimenta de las funciones, se esmeraban por desarrollar sus partes.

Yo pasé casi todo el tiempo de esa visita admirando los detalles de la sala: siete pisos de localidades, 3000 asientos disponibles para el público, una de los teatros para Ópera más grandes del mundo. Tiene una orquesta y una compañía de ballet permanentes. Todos los días trabajan en sus oficinas casi mil personas, la mayoría de ellas en los niveles del subsuelo. Debajo de la avenida 9 de julio hay salas para ensayo de músicos y bailarines, bodegas de calzado y ropajes, talleres de confección y diseño de vestidos y escenografía. Este complejo es una de las grandes maravillas de Buenos Aires.

Pero antes de la visita al interior del Teatro hubo otro detalle que me robó el corazón. Fue en el café de la primera planta, mientras comía un refrigerio. Comenzó a escucharse en los altavoces del local un fragmento de Ópera. Una de las meseras se acercó a la barra y cantó la parte correspondiente. Yo estaba tan cerca de ella que pude escuchar cuando respiraba. Todos estábamos hipnotizados. Fue una lástima que sólo hubiera veinte personas, pero le aplaudimos como si fuésemos cien.

Buenos Aires, eres tan bella como lo había esperado.

4.8.05

Los gatos en Recoleta

Si hubo algo que me impresionara más que las tumbas de Evita y Luis Ángel Firpo en Recoleta fueron los 80 gatos que viven en el cementerio. Según me dijo una señora que, de manera voluntaria llega todos los días a levantar la caca de gato de las veredas, hay personas que les pagan tratamiento médico, alimentación y también la planificación familiar. Todos los gatitos están esterilizados para que no se conviertan en una plaga. Son bastante mansos, y una incluso se dejó acariciar aunque con cierta reserva inicial. Es una gata tuerta, y con mucha paciencia dejó que le tomara varias fotografías.

Sorprendente el culto que aún se le practica a Evita. La tumba está llena de coronas de flores y carteles de distintos movimientos sindicales y comunidades. Hace unos días se conmemoró el aniversario de su muerte. Por otro lado, la tumba de Bioy Casares sólo tenía una rosa amarilla en cada costado. La de Firpo no tenía nada. La estatua del boxeador está mirando hacia uno de los pasajes que se dirigen al centro del camposanto. También visité las de Sarmiento, Vélez Sársfield, la familia Mitre y muchas más.

Al salir del cementerio fui a la facultad de derecho, y al parque adjunto con una gigantesca estatua de una flor de metal. Luego subí hasta la biblioteca nacional, un edificio apabullante. Caminé hasta encontrar la avenida Santa Fe. Aquí me encuentro ahora, en un cíber pequeñito. Voy en camino a 9 de julio, pues tengo un espacio reservado en una visita guiada al teatro Colón.

Olvidaba decir dos cosas de Recoleta: me llamó mucho la atención un partido de fútbol en uno de sus parques, pues sólo jugaban mujeres. En esos detalles me doy cuenta del nivel de pasión deportiva que existe aquí en la Argentina. Lo segundo que olvidaba contar fue sobre la señora que me explicó la historia de los gatos. Luego de estar hablando unos diez minutos me preguntó: "¿y usted de qué parte de Brasil viene?". Casi puedo jurar que pronunció: "Brasiel", así como se escucha a un canarinho mencionar el nombre de su país. Yo la saqué de su error, pero mejor le hubiera dicho que venía de Salvador de Bahía.

3.8.05

Caminito, servilletas y taxistas

Hay cosas pequeñas que impresionan mucho cuando uno viaja. La primera voltereta fue con las servilletas que se utilizan en Buenos Aires. Sólo una vez han sido iguales a las que yo he utilizado siempre: esponjosas, rugosas y grandes. Aquí siento que me limpio la boca con un pedazo de papel lustroso. Las servilletas son pequeñas, tiesas y tienen casi todas un marco azul cerca del borde. Secan igual, pero se utilizan varias durante una comida.

Los taxistas porteños no tienen nada que envidiarle a los salvadoreños. Es más, sus buenas lecciones podrían darles. El tráfico de Buenos Aires mete miedo. Yo no me aventuraría tan fácil a manejar aquí. La avenida 9 de julio, según dicen, es la más ancha del mundo. Sí que resulta complicado cruzar a izquierda o derecha, pero los taxistas conducen con mucha osadía y cuando pueden le meten la pata para ganarle al semáforo.

Caminito es todo lo que me dijeron: un lugar para el turista, al final del barrio de la Boca. Ésta es una zona deprimida de la capital, y el río está contaminado. Sin embargo, la pintura de las casas forma un mosaico agradable, y las estructuras de hojas de lámina convierten a esta zona en un deleite para los visitantes. Hay muchos artistas callejeros que venden sus acuarelas y óleos. Hay bailarines de tango y guitarristas que llegan a ganarse el pan con las donaciones espontáneas. Por todos lados se observan los colores del Boca Juniors, el equipo de la zona, y la figura de Maradona. Paso, yo soy de River.

Luego de Caminito he ido a San Telmo. Por desgracia, las ferias callejeras sólo se dan el fin de semana, y para entonces ya estaré en camino a la Tierra de collares. Ni modo, un pretexto para regresar algún día. Las librerías son fantásticas, pero los precios de las mejores son iguales que las de San Salvador. Con razón se queja tanto la población local. Yo compró sólo libros que supongo no encontraré en Sívar. Llevo los cuentos completos de Capote y Saer, un par de novelas de Pynchon, y un montón de libros más que deben durarme para los próximos dos años.

¡Espero que la feria de libro de este mes en San Salvador no sea muy buena! Me va a dar un conflicto económico-emocional si descubro ahí los ejemplares que me llevo de Buenos Aires.

Marcelo San Juan

Nos vimos en Recoleta, en un centro comercial, o shopping, como les llaman en Buenos Aires. Hace algún tiempo encontré su página en Internet y le escribí. Hemos mantenido contacto más frecuente desde que le dije que viajaba a la Argentina. Estaba más canoso que en la fotos de su página, pero la alegría de vivir, que transmite en sus canciones, sí que estaba presente.

Se sorprendió desde la primera vez que le escribí, cuando le dije que algunas de sus composiciones habían sido muy populares en la Tierra de collares. El hombre del espejo, No sabés lo que es tener un amigo, Rumbita nuestra, Gonzalitos, son canciones que llegaron hasta el trópico y se han sembrado en el alma de algunos treintañeros como yo, y que aún las tarareamos de vez en cuando. Marcelo es muy agradable, con mucha chispa para conversar. Tiene la energía de un adolescente. Le conté cómo su música entró en algunas radios de San Salvador. Me dijo que esperaba ir alguna vez, para dar un concierto y promocionar sus discos.

Es una persona muy sencilla, que escribe canciones y padece los mismos problemas que todos. Me dijo que recién sale de una operación. Tiene 54 años y no los parece, en especial por su alegría. Ojalá que podamos escucharlo cantar en La Luna, o en algún otro sitio que se preste para su música. Yo me llevaré algunos de sus discos.

Me habló con toda naturalidad de Charly García, Fito Páez, Jorge Drexler, el flaco Spinetta. Son todos sus amigos, o colegas de conciertos y desvelos. Qué bueno que pudimos vernos. Cuando regrese a la Tierra de collares, sus discos serán un recuerdo muy especial de esta visita a Buenos Aires.

1.8.05

Buenos Aires

Estoy en un cíber en la avenida de Mayo, a unos pasos del famoso Café Tortoni, y del museo del Tango. Recién acaba de pasar una manifestación por la avenida, custodiada por policías y arropada por unas mil personas. Los porteños parecen muy acostumbrados a estas explosiones, pues los miran de reojo y no dicen nada. Siguen con su vida.

El frío no es tan fuerte como yo pensaba. Hoy en la madrugada, cuando llegué a la ciudad, sí me hizo estremecer. Estoy en un hotel pequeño, a una cuadra del Congreso. Desde el avión, media hora antes de aterrizar, las luces de Buenos Aires se veían como un enjambre inmenso, con una mancha negra que, según me explicaron, se debía al río de la Plata.

Hoy en la mañana he caminado por Callao hasta alcanzar Corrientes. Luego tomé esta calle hacia el obelisco. Le tomé unas fotos y una muchacha se ha acercado a preguntarme si me gusta el monumento. Parecía hacer una encuesta. Yo le contesté que sí, que el conjunto de obelisco y avenida son majestuosos. Me pareció necesario decirle que era la primera vez que lo veía en persona. "También yo", me contestó. Caí en la cuenta que su acento no era porteño, pero no imagino de dónde venía.

He visitado la embajada de la Tierra de collares, para reportar mi visita a la cónsul. Me ha hecho muchas recomendaciones, pues dice que esta ciudad ya no es tan segura como antes. Yo confío en que no rompa mi racha, pues hasta el día de hoy nunca me han asaltado.

En Corrientes he comprado mi primer libro. Es uno de Huxley, en el que habla acerca de la religión. En otra librería, en Florida, he comprado una biografía sobre Marguerite Yourcenar, que llevaba mucho tiempo buscando. Hay cerca un centro cultural con el nombre de Borges, que tiene una exposición de Andy Warhol y otra de Dalí. Visita obligada para después. Me han sugerido que vaya hoy por la noche a un espectáculo de tango. Muy tentador.

He almorzado milanesas con Marcelo, un porteño amigo de una amiga, que me ha recibido como un hermano. Su apartamento, en un piso 19, tiene una vista magnífica de la ciudad. Por una de las ventanas, cerca del ascensor, he visto por primera vez el río de la Plata iluminado por el sol. Mañana seguiré caminando esta ciudad, que se me hace tan cercana, como si la hubiese visitado antes.