3.2.14

La habitación al fondo de la casa


Esta novela ha sido, sin duda, una de las grandes sorpresas que me he llevado en los últimos meses en el mundo literario. Desde hace mucho tiempo admiro el trabajo poético de Jorge Galán, pero no imaginaba que su narrativa alcanzara tan buen nivel de depuración como el que consiguió en este libro.

Desde la óptica del lector encuentro este libro muy entretenido. Es la historia de Magdalena y su esposo Vicente, que se conocen en una estación de trenes en los años cincuenta en San Salvador. Es el recuento de las anécdotas fantásticas que Magdalena confía a su nieto en una habitación oscura, en una casa de Los Planes de Renderos, inundada por la tristeza que deja en ella la ausencia de sus seres queridos. Es el dolor de las amigas separadas en la juventud, con la terrible certeza de que nunca volverán a verse.

El nieto de Magdalena no cree en las anécdotas que su abuela le cuenta. Ella lo sabe, pero aún así prosigue con su relato. Por ella conocemos de la balsa que Rosa Bulnes encarga a un carpintero del barrio, y que le servirá para viajar a Europa bajando primero por las aguas del río Acelhuate. Escuchamos también sobre la vida del padre de Vicente, un hombre que engendró a sus hijos después de cumplir noventa y cinco años. Nunca recibió un nombre. Primero fue el Muchacho, luego el Hombre, luego el Viejo. 

El nieto que escucha este relato debe decidir si las historias de su abuela son puros desvaríos o no. Pero en el fondo no importa. ¿Acaso las leyendas y los relatos fantásticos no forman parte de nuestro pasado? ¿No son las fábulas de las generaciones anteriores una parte importante de la historia familiar de cada uno de nosotros? ¿No es el dolor de los 75,000 muertos de la guerra civil nuestro propio dolor? Magdalena no es solo la abuela de este muchacho que escucha en la penumbra de una habitación. Es también la abuela de todos aquellos que hemos recibido como herencia un país que sufrió un siglo convulso y despiadado.