7.8.05

Hasta siempre

Hay luz en tu ventana
te veo ir y venir
no sé qué me habrás hecho
para que te ame así.
A dónde vas esta noche
sin mí...

Así dice un fragmento de la canción A dónde vas esta noche, de Marcelo San Juan. La estoy escuchando en mi computadora, en casa, mientras escribo estas líneas. He dejado atrás Buenos Aires, pero conmigo se quedan todas esas imágenes, sonidos, voces y sueños que la componen.

Hubo una persona que me preguntó: ¿qué venís a buscar aquí? Claro, los que llegamos de visita sólo vemos el lado hermoso, lo que se ofrece al turista. Esto es igual en todas partes. Yo confieso que buscaba la ciudad que leí en los libros, vi en las películas y escuché en las canciones. Por supuesto que la encontré, y mucho más.

Vi gente durmiendo en las calles, que pedía una moneda para comer al día siguiente. Hombres y mujeres a altas horas de la noche buscaban comida en las bolsas de basura, mientras que algunos ancianos dormían en las aceras sobre cajas de cartón, arropados en sábanas inmundas. Escuché a los cantantes de tango callejeros, acompañados de un bandoneonista que interpretaba con mucha dignidad viejas melodías. Un guitarrista tocó para mí varios tangos en Caminito, y no pedía más que un aplauso al finalizar. Una pareja bailaba acompañándose de la voz de Gardel y se dejaba fotografiar a cambio de una módica contribución.

Vi también paredes llena de grafitti, y escuché el desencanto de distintas generaciones, hartas de promesas incumplidas. Vi a dos muchachos correr por la calle Esmeralda luego de haber asaltado un negocio. Vi una manifestación de personas disconformes con las condiciones de vida en el país. En esto nos parecemos más de lo que nos imaginamos.

Pero también percibí la alegría de vivir de la gente, el orgullo por su tradición cultural. Me encantó charlar con empleados jóvenes de librerías que recomendaban autores y los comparaban con tal o cual movimiento. Escuché el rumor de una ciudad que se levanta a trabajar, para ganarse el escaso salario con el que ahora sobrevive. Me sorprendió la gran cantidad de teatros, y el hecho que no pude comprar boletos porque se habían agotado desde algunas semanas atrás me confirma que hay muchos que aprecian el arte.

Buenos Aires es una ciudad tan contradictoria como todas en Latinoamérica. Yo la he descubierto con ojos de turista. Que esto sea bueno o malo no lo sé. Yo sólo puedo decir que estoy contando los días para regresar algún día, con más tiempo, ojos más serenos y el amor renovado.

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