Hoy se cumplen 60 años del bombardeo atómico a la ciudad de Nagasaki. Me ha llamado siempre la atención que la mayoría de los medios de comunicación recuerden sólo el 6 de agosto, cuando Hiroshima fue alcanzada por la primera bomba. Nagasaki sufrió un ataque mucho más poderoso, para dejar en claro que los gringos tenían la tecnología y no dudarían en utilizarla.
Ya no hay duda que esos ataques deben considerarse como un crimen contra la humanidad. La justificación que el gobierno de Estados Unidos ha argumentado durante décadas es pura basura. El gobierno de Japón ha lanzado una campaña que todos deberíamos apoyar: es necesario proscribir las armas nucleares, y erradicarlas para siempre de nuestro planeta. No es sólo cuestión de supervivencia, sino también de respeto a la vida.
Creo que no viviremos para ver el día en que un presidente de Estados Unidos pida perdón por haber utilizado la fuerza atómica contra Hiroshima y Nagasaki. La soberbia es un sentimiento difícil de vencer. Ojalá que nunca más veamos hongos radioactivos levantarse en el cielo.
¡Es urgente desterrar las armas atómicas de nuestro mundo!
9.8.05
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