Best sellers

Como ya he escrito en este blog antes, no soy muy amigo de leer best sellers. Sin embargo, en algunas ocasiones he roto esa costumbre por algunos libros cuyas historias me llamaron la atención. Pero en otras ocasiones los intentos acaban luego de unas cuantas páginas.

Algo así ocurrió cuando me prestaron La firma, de John Grisham. Ya había visto la película, que me pareció bastante entretenida. Pero cuando abrí el libro sólo alcancé a llegar a la página treinta. Me pareció una pérdida de tiempo gastar tantas páginas para recrear la entrevista en la que el bufete de abogados convence a Mitch McDeere para que trabaje con ellos.

Hace algunos días encontré en una librería uno de los títulos de la serie del agente secreto Jason Bourne, de Robert Ludlum. Le di una rápida ojeada y lo regresé al estante. A lo mejor debí dedicarle unos minutos más, pero no quise perder la buena imagen que me dejaron las películas protagonizadas por Matt Damon.

Y aunque no me imagino leyendo libros de la serie de James Bond, hace un par de años tuve la idea de encontrar alguno de los textos que inspiró una serie de televisión que admiraba en mi niñez: El santo. Nunca he visto una de las novelas de Leslie Charteris, y es posible que me lleve una decepción si la tuviera entre mis manos. Pero ya ustedes saben que los mecanismos de nuestra mente funcionan de manera misteriosa. Bien podría ocurrir el caso contrario, con lo que me convertiría en uno de los más ávidos fanáticos del ahora olvidado escritor inglés.