19.11.07
Rodin
He tenido la suerte de contemplar en varios museos piezas del escultor Auguste Rodin, pero confieso que hasta hace unos días no había comprendido la magnitud de su legado.
Acabo de leer una biografía del artista francés, y gracias a ella he conocido la opinión de artistas de distintas disciplinas que tenían una gran simpatía por el trabajo de Rodin. Desde George Bernard Shaw hasta Pierre Auguste Renoir, desde Rainer Maria Rilke hasta Camille Claudel. Muchas fueron las personas que se sintieron influenciadas o asombradas por su técnica escultórica.
Una de las constantes opiniones, tanto del biógrafo como de las personas citadas, es que Rodin volcó en sus esculturas una enorme carga de emoción y erotismo, como en raras ocasiones se había alcanzado anteriormente. De acuerdo al libro, la visita que Rodin hizo a Italia para conocer los trabajos de Miguel Ángel fue fundamental. Comprendió que estaba muy lejos de dominar la técnica, y que debía empezar de nuevo el camino, como si no hubiera avanzado un paso.
Aunque no profundiza tanto como yo hubiera deseado, la biografía habla de la tormentosa relación que Rodin mantuvo con Camille Claudel. En alguna ocasión el anciano maestro intercedió de manera secreta en favor de la joven alumna, cuando sus caminos se habían separado. Fueron dos espíritus difíciles que se reunieron por un corto trecho, pero con la suficiente intensidad para que aún se estudie la influencia mutua en sus obras.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
En efecto, hay una película de 1988 que se llama “Camille Caludel” que explora la relación que ella tuvo con Rodin. Reservo mi opinión sobre la película; baste con decirte que vale la pena verla una vez.
Yo también vi esa película. A Rodin lo retrataban como a un macho que llevó a la locura a Camille Claudel. Por esa película supe de esta escultora.
Publicar un comentario