Me causa mucha tristeza leer las noticias relacionadas con el naufragio en el que perdieron la vida más de 20 de nuestros compatriotas. En estos momentos quisiera echarle la culpa a alguien para sentirme mejor.
Me gustaría que algún político o economista, un presidente o un ministro, tomara el micrófono y dijera: "Lo siento, fue mi culpa". Desearía que el líder de un partido político, un dirigente gremial o el secretario general de un sindicato publicara una nota en el periódico que dijera: "Pido perdón, yo provoqué esta catástrofe".
Cada año decenas de personas pierden la vida en la peligrosa ruta hacia los Estados Unidos. Los que emprenden esta difícil jornada saben que se exponen a la muerte. Corren el riesgo porque están desesperados, porque no saben de qué otra manera resolver los problemas económicos de sus familias.
Las autoridades mexicanas han recuperado la mayoría de los cuerpos. Hubo tres sobrevivientes. Pero hay varias familias que no tendrán el consuelo de enterrar a sus seres queridos. Hoy habrá más cruces en el camino que lleva hacia el norte.
23.10.07
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