Septiembre de 1973

No recuerdo cuándo fue la primera vez que leí o escuché el nombre de Salvador Allende. Estoy tentado a creer que fue en mi niñez, en algún periódico, mientras leía una noticia relacionada con el gobierno chileno. Pero perfectamente pudo ser un reportaje televisivo, una manifestación reprimida por la policía, el sepelio de algún dirigente de izquierda.

Como me ha ocurrido muchas veces en la vida, obtuve información de un hecho histórico no a través de fuentes directas, sino gracias a la literatura. En la novela La casa de los espíritus, de Isabel Allende -quien, como todos saben, es sobrina del fallecido presidente-, encontré páginas enteras que revivían los hechos del 11 de septiembre de 1973, cuando las fuerzas militares cercaron y bombardearon el Palacio de la Moneda. Claro, no olvido que este libro es una ficción.

En ocasiones me he preguntado si los hombres que perpetraron los atentados del 11 de septiembre de 2001 escogieron la fecha al azar. ¿Fue por el significado que guarda este día para Latinoamérica? No tengo información suficiente para afirmar o desmentir esta suposición, pero estoy seguro de que más de uno se habrá planteado la misma interrogante.

A la distancia, tengo la impresión de que la sociedad chilena está tan polarizada como lo estuvo al inicio de la década. Esa tensión tardará mucho tiempo en descender. Algo similar sucede en la Tierra de collares. Tendrán que pasar algunas décadas antes de que los dos partidos mayoritarios detengan la imposición de su discurso extremo.