28.9.07

El camino de San Giovanni


Este libro de Italo Calvino me hizo recordar los de otros autores que recogen memorias de infancia y adolescencia. Pero sólo tres de los cinco textos cubren esas etapas de la vida del autor italiano. La primera de ellas es la que más me ha gustado.

En este primer texto, que le da título al libro, Calvino recuerda a su padre, un agrónomo que esperaba legar a sus hijos el amor a la campiña. El autor nos habla de los viajes que su padre hacía todos los días a la ciudad cercana para comprar provisiones para la granja. Es una historia sencilla, donde observamos a un muchacho que se siente atraído por la urbe, que deja de lado las viejas enseñanzas para luego recordar con nostalgia los años pasados.

En Autobiografía de un espectador, el autor nos cuenta cómo se desarrolló su relación con el cine, su apego a la nueva fórmula artística que se desarrolló en las primeras décadas del siglo XX, sus escapadas de casa para asistir a la sala de proyección. Luego hace un elogio del cine de Fellini, a quien considera uno de los mejores directores italianos.

En Recuerdo de una batalla, se reviven los detalles de una escaramuza en la que se vio envuelto el autor, en la época que perteneció a un grupo de partisanos que se levantaron contra el régimen fascista. Son recuerdos dolorosos, y no tanto porque sean de una batalla perdida, sino porque se lamenta del estado calamitoso de ambos bandos, de la lista de muertos que crecía cada semana.

Este libro no fue pensado como tal por Calvino. Fueron sus herederos quienes, luego de su muerte, reunieron textos dispersos para conformar esta colección. Es por ello que encontramos escritos de inicios de los años sesenta y otros de mediados de los setenta.

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