Conocida en español como Azul profundo, esta película es una de las que más me impactó cuando estudiaba en la universidad. La habían mencionado en una entrega de premios que vi por televisión, así que cuando la vi en un rentavideo la alquilé. Una noche, por esas razones que sólo el cuerpo que usurpamos conoce, no podía dormir. Entonces me levanté a la 1:30 a.m. para verla.
Creo que esa hora era el telón de fondo adecuado para esta película. La historia, que lanzó a la fama internacional a Luc Besson, nos muestra a dos amigos buzos: Enzo (Jean Reno) y Jacques (Jean-Marc Barr) que luego de muchos años se reencuentran para competir en el campeonato mundial de buceo en profundidad. Jacques es como un niño que siempre se ha sentido más cercano al mar que a la tierra. Enzo es el campeón que busca derrotar a su viejo amigo para afirmar su superioridad.
Jacques conoce a Johanna (Rosanna Arquette) en Perú, se enamoran y se convierten en pareja. Surge entonces un conflicto entre el hombre que vive en el mar y la mujer que lo llama para que regrese a la tierra. Johanna no comprende la relación que Jacques mantiene con el mar.
Decía que la noche fue el telón de fondo adecuado para ver esta película. En efecto: el silencio circundante, la oscuridad y la ensoñación se combinaron para que la cinta se arraigara como una de mis favoritas. Desprovista de grandes efectos especiales, se trata sólo de una metáfora de la relación de los seres humanos con la naturaleza, de la importancia del amor y la amistad. Grandes temas que en muchas ocasiones dejamos de lado, pero que en Azul profundo han sido tratados con notable maestría.
22.5.06
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Era una adolescente la primera vez que la ví y me quedó una insatisfacción de saber que habiendo logrado encontrar el amor -con lo difícil que es- cómo era posible que lo haya desechado por seguir al mar. Sin embargo había algo que me hacía verla de nuevo, lógicamente con risas y lágrimas incorporadas.
Sería fabuloso poder compaginar el amor con nuestros otros "amores" y que nunca fuesen rivales, sino cómplices; pero a veces la vida te pone en jaque: ok, tienes esto pero.......debes sacrificar aquello. Al final de todo, se debe buscar lo que verdaderamente nos llene el alma y serle fiel, no importa si es alguien o algo, lo demás talvés algún día llegue por añadidura.
Antares: lo más difícil del final es que queda bastante abierto. La tuya es una interpretación, pero como en toda obra artística, el significado es múltiple.
Yo interpreto el final como el compromiso de Jacques con el mar, pero eso no significa que abandone a Johanna, pues ahora tiene dos razones para volver: ella y el hijo que esperan.
Publicar un comentario