Rocío

Hubo una época en la que estuve enamorado de Rocío Dúrcal.

Tenía nueve o diez años. En un canal de televisión local programaban dos películas por la tarde. Yo hacía las tareas del colegio y levantaba la vista para mirar de vez en cuando a los artistas que intervenían en las cintas. Muchas de éstas eran europeas.

Vi una película española llamada Buenos días, condesita. No estoy seguro si fue ahí donde la conocí. Recuerdo una canción que decía: "En un cartel, de publicidad". En esa historia ella era una joven humilde que se convirtió de pronto en una estrella musical.

También la vi junto a Palito Ortega en Amor en el Aire. Ella era una sobrecargo, y al momento de proyectar la película uno de los pasajeros (que supongo era Ortega) destruyó el aparato con su guitarra. Rocío cantó para entretener al público, y se ganó una sanción por parte de la empresa aérea.

Pero esas películas tenían más de diez años cuando las vi. Luego supe que Rocío se había mudado a México. Se casó y formó una familia. Se volvió intérprete de rancheras y baladas. En los años ochenta la vi en televisión cantando con Juan Gabriel, y en los noventa con Joaquín Sabina.

Hoy por la mañana leí en el periódico que Rocío perdió la batalla contra el cáncer. Falleció ayer, luego de varios años de tratamiento. Y sí, me puse triste. Como escribí antes, hubo una época en la que estuve enamorado de ella.

Su muerte no fue una sorpresa. Ya se sabía que estaba muy mal. Pero todos esperaban que pudiera recuperarse. En esta ocasión no ha sucedido así.

Hasta siempre, Condesita.