25.5.10

Chariots of fire



Hace unos días vi de nuevo la película Chariots of fire (Carrozas de fuego) que ganó el Oscar a la mejor cinta del año 1982. También obtuvo estatuillas en las categorías de guión original, banda sonora y diseño de vestuario. Me sigue emocionando como si fuera la primera vez que la viera.

Me gustan las películas que tratan de proezas deportivas. En este caso, las victorias que obtuvieron los velocistas británicos en la olimpiada de 1924 son retratadas en un tono épico, pero también muestran el lado humano de Harold Abrahams y Eric Liddell.



Sin duda uno de los factores que contribuyen a la emoción y el tono épico de esta cinta lo constituye la música que compuso para ella Vangelis. Aunque no hayamos visto la película, alguna vez hemos escuchado el tema principal que despierta la idea de victoria, del éxito obtenido luego de un esfuerzo sobrehumano.

Muchos años después de ver esta película por primera vez escuché una afirmación en un documental que me parece falsa: se argumentaba que había obtenido el Oscar como una medida de apoyo de los Estados Unidos hacia Inglaterra porque en ese año estalló la guerra de las Malvinas. Si bien es cierto que las tensiones con Argentina se elevaron en el transcurso de varios meses, me parece imposible que una cinta que consiguió este premio cinco meses antes de iniciada la guerra lo hiciera por razones que no fueran artísticas. En la lista de los cien mejores filmes británicos del siglo XX Chariots of fire ocupa el lugar 19.

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