17.3.10

El viaje a la ficción


El año pasado, en conmemoración al centenario del nacimiento de Juan Carlos Onetti, Mario Vargas Llosa publicó El viaje a la ficción. En las noticias se anticipaba que este trabajo repasaría la obra del gran escritor uruguayo, y que estaba basado en una serie de conferencias dictadas en una universidad de los Estados Unidos.

Debo decir que es uno de los libros que más he disfrutado en lo que va del año. No sólo se trata de un texto crítico de la obra Onettiana, sino también de una tesis sobre el por qué de la ficción. Según Vargas Llosa, no creamos ficción para sustituir a la realidad que conocemos, sino para ensancharla, para incrementarla hacia latitudes desconocidas. Es un argumento con el que estoy muy de acuerdo.

Vargas Llosa visita cada una de las grandes novelas de Onetti: La vida breve, Juntacadáveres, El astillero, Dejemos hablar al viento y Cuando ya no importe. A la par de sus comentarios hay un paralelo de la vida de Onetti: qué hacía y dónde vivía cuando escribió cada uno de esos libros, el ambiente político y económico de Uruguay. Y también algo muy importante ha sido el comentario sobre las influencias que recibió, en especial del escritor William Faulkner. Vargas Llosa dice que sin los libros de Faulkner no sería posible entender la novelística lationamericana que surgió con tanta fuerza a mediados del siglo pasado.

Junto con la visita a las novelas se hace también un breve repaso por algunos de los cuentos más conocidos de Onetti. En esta parte no estoy de acuerdo con la exposición de Vargas Llosa, quien cree que algunas de las narraciones cortas del creador de Santa María son obras cumbres del género. Creo que Onetti fue mucho mejor novelista que cuentista. Su estilo narrativo se apegaba mejor a los textos de largo aliento. En los cuentos ese estilo era contraproducente. Se volvía difuso, la velocidad era lenta y en ocasiones se sobrecargaba de adjetivos.

El mundo creado alrededor de Santa María es el sello distintivo de Onetti. A partir de La vida breve, donde presenciamos el nacimiento de esa ciudad desde la ficción que Brausen elabora en su cabeza, se desprenden varias historias y personajes inmortales para la literatura latinoamericana. El doctor Díaz Grey y Larsen (Juntacadáveres) son los más conocidos. Este libro es un bello tributo a la mano que les infundió la vida, pero también al género humano que cada día continúa esa labor de ensanchar el mundo de la ficción, y por lo tanto, la realidad que nos rodea.

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