26.11.09
La muerte de un amigo
Hace unos días recibí un correo desde Brasil. Me lo envió Assis, a quien conocí en mi viaje del año 2006 a Machu Picchu. Cuando llegué a la ciudadela me incorporé a una visita guiada en la que estaba Assis junto a su amigo Marcos Aurelio, también brasileño.
En la foto que observan en esta nota Marcos Aurelio está en el centro. En un segundo correo que Assis envió esta semana me contó sobre una desgracia: Marcos Aurelio murió el año pasado en un accidente que sufrió cuando escalaba una montaña.
La foto nos la tomaron luego de haber descendido de la montaña Huayna Picchu, que está junto a la ciudadela de Machu Picchu. Marcos Aurelio, Assis y yo comenzamos el ascenso con una pareja de peruanos, pero luego de diez minutos los perdimos de vista. Los esperamos, pero no aparecieron. Supusimos que se habían arrepentido y seguimos nuestro camino. Una hora después habíamos llegado a la cumbre.
Fue una experiencia grandiosa. Machu Picchu se veía muy pequeña, y a veces la capa de nubes nos bloqueaba la vista. A lo lejos veíamos también el río Urubamba, el tren que lleva a los miles de turistas a la ciudadela, los bosques que cubren las montañas. Ya no recuerdo de qué hablamos en esas horas: pudo ser sobre nuestros países, las experiencias que habíamos tenido en el viaje y nuestros planes futuros de turismo.
Assis me cuenta que este viaje a Machu Picchu se volvió muy importante para él, pues lo compartió con su mejor amigo. Yo fui un testigo momentáneo de esa amistad, apenas de unas horas. Al final de la jornada me propusieron regresar al pueblo caminando, lo que equivalía a bajar otra montaña. Decliné la invitación porque estaba muy cansado. Quedamos de vernos en la ciudad de Cusco, pero no volví a encontrarlos.
Cuando releo el correo de Assis medito sobre la fugacidad de la vida. Pasé unas horas con estas personas en una visita mágica a las alturas, y luego cada quien continuó su camino. ¿Por qué no bajé con ellos al pueblo? ¿Por qué no regresamos juntos a Cusco? Ya no vale la pena lamentarse. Me quedo con los buenos recuerdos.
Hasta que nos encontremos de nuevo, Marcos Aurelio.
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2 comentarios:
Amigo, só tenho a agradecer !
Como te falei : "algumas pessoas passam como um raio na vida da gente, mas deixam marcas..." , e com você foi assim !!!
Um grande abraço, obrigado !!!
Obrigado, Assis. Muchos saludos desde la cintura del continente. Las puertas de mi casa están abiertas si algún día venís por estas tierras.
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