Hasta que cayó el gol de Costa Rica pensé que el empate era posible. Incluso por un instante creí que la selección nacional se pondría en ventaja en el marcador. Un cabezazo que dio en el poste fue la oportunidad más clara de la Tierra de collares para anotar.
En los tres partidos que la selección nacional ha efectuado en esta ronda final me ha dado la sensación de que siempre falta algo. En el primero faltó seguridad en la defensa. En el segundo faltó fortaleza física para soportar los noventa minutos de juego. En el de hoy faltó más presencia en el ataque. Siempre estuvimos cerca de obtener el resultado deseado, pero nos quedamos a las puertas en los tres juegos.
Si algún consuelo me queda es que el equipo ha mostrado mucha personalidad y sacrificio. Han llegado más lejos de lo que yo esperaba, y eso a pesar de la escasa calidad de la liga de fútbol local y los dirigentes surrealistas que la encabezan. El entrenador de la selección ha juntado un equipo digno, a pesar de la enorme cantidad de obstáculos.
Y bueno, la realidad es que el equipo perdió uno a cero. Casi casi se obtuvo el empate, pero no. El próximo juego es de local, contra México. Es necesario obtener una victoria, o de lo contrario las posibilidades de asistir al mundial del próximo año se reducirían casi a cero. Veremos qué sucede en junio.
1.4.09
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