Sí, ya lo sé. Te he tenido abandonada mucho tiempo. ¿Qué querés? Son mañas viejas, que me acompañan desde hace años, muchos más de los que tengo de conocerte. Cuesta mucho trabajo erradicarlas.
Es increíble que tengamos 15 años de conocernos. Aún recuerdo la primera vez que te vi: iba a ver a tu hermano, y vos saliste de la casa para decirme que no estaba. Son tan parecidos que pensé que eras tu hermano con cabello largo. ¡Ja, ja, ja, ja! Nunca te lo había dicho.
Hoy recordé que es tu cumpleaños y decidí escribirte un mensaje. Pero la gran sorpresa fue enterarme que te marchaste con tu esposo e hijos hacia el norte, por la senda que millones han seguido. Me dio gusto recibir tu correo. Gracias a él advierto que tu espíritu es el de siempre: alegre, vital, inquieto, inspirador.
Yo sigo aquí dando lata, en la Tierra de collares. Cuando vengás de visita reventaremos una andanada de fuegos artificiales en tu honor. Habrá desfiles con los viejos de agosto, chichimecos, camiones de bomberos, reinas de belleza de los mercados. La Siguanaba y el Cipitío te alborotarán el cabello. Las cachiporristas levantarán así de alto el chunchucuyo cuando pasen frente al podio de honor, que estará adornado con hojas de mano de león y macetas con helechos.
Hasta esa tierra del norte, que ahora es tu hogar, envío mis saludos por tu cumpleaños. Desde aquí, en la Tierra de collares, te recuerdo y te extraño.
26.3.08
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