11.2.08

Soy leyenda


Un amigo me dijo el fin de semana que había buscado en este blog una nota de la película Soy leyenda, pues su hijo tenía que hacer un trabajo sobre ella. Me sorprendió mucho su comentario -y me halagó, para qué les voy a mentir-, porque es verdad que nunca hablé de esta película.

Nunca he leído la novela de Richard Matheson, que es donde se encuentra la historia original. Pero sí tuve la oportunidad de ver la adaptación que protagonizó en 1971 Charlton Heston: The omega man. Ambas películas tienen puntos en común, como es el caso del virus que aniquila a casi toda la humanidad.

Es obvio que la versión protagonizada por Will Smith es más entretenida. Es una producción mejor lograda, con mayor presupuesto y efectos de computadora que contribuyen a crear una atmósfera de opresión y soledad que no la deseo para mis pesadillas. En la película de 1971 los enemigos de Heston son humanos que se han tornado albinos, que tienen una buena parte de sus facultades intactas, aunque se han vuelto muy agresivos y destructivos.

En la versión de Smith, como ya notaron quienes la vieron, la mayoría de los sobrevivientes se han vuelto animales salvajes. Han perdido la facultad del habla y se han convertido en una manada dirigida por un macho alfa. Robert Neville (Smith) es un científico que busca un antídoto para revertir el virus mortal -creado por los seres humanos tras una fallida manipulación genética.

Como entretenimiento, Soy leyenda es una película inteligente. Casi toda la primera parte se sostiene gracias a la actuación de Smith, que recorre las solitarias calles de Nueva York y entretanto aguarda los resultados de sus experimentos en el laboratorio. La mezcla de un guión ágil y un actor taquillero lograron convertir esta cinta en uno de los grandes éxitos taquilleros del año.

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