15.2.08

Salió el cavernícola

El tráfico en el área metropolitana de San Salvador es pesado, y los conductores suelen maniobrar a gran velocidad. Hoy me tocó presenciar, de primera mano, un incidente que pudo desembocar en un problema grave.

Cuando cruzaba uno de los redondeles -rotondas- que están en mi camino a casa, un microbús del transporte público -una Coaster, para que entiendan los aborígenes- se atravesó en el paso de otro vehículo. El microbús quería salir del redondel, y para eso invadió el carril del otro.

De inmediato los dos vehículos se detuvieron, a punto de chocar. Esto provocó que tres más, entre ellos el mío, nos detuviéramos con cierto apuro. El conductor del carro pequeño le reclamó al del microbús que le diera paso, y éste, como todo macho, se negó. Por lo tanto, el primero hizo lo que todo energúmeno haría: sacó su pistola y disparó.

El microbús salió espantado de ahí. Ya no le quedó ningún afán de pelea al motorista. El otro se quedó detenido, quizá con un desperfecto mecánico. Nadie se quiso quedar a averiguarlo. En cuestión de segundos ya lo habíamos dejado solo.

No sé quién de los dos tuvo la mayor culpa en este caso. Fue de veras reprochable lo del disparo. Que se hizo al suelo, entre las llantas del rival, pero igual pudo causar una muerte. El conductor del microbús, por otra parte, salió con la cola entre las patas por llevárselas de macho me-vale-riata-todo-lo-que-no-sea-mi-voluntad. ¿Era tan importante adelantarse al otro? ¿Tan importante como para arriesgar la vida de varias personas?

En mi vida he tenido mucha suerte. Hoy apenas fue la segunda vez que he visto a alguien disparar. La primera fue en un estadio de fútbol, cuando un tipo celebró con cuatro balazos el gol del empate de su equipo. De eso hace veinte años. Espero no presenciarlo nunca más.

2 comentarios:

Mauricio Vallejo Márquez dijo...

Que buen comentario Salvador, es increíble lo duro que es el tráfico en nuestro país y siempre sale gene así. Yo he visto mis cositas así también. Todos unos Pedros Picapiedras en pleno Sansívar y eso que decímos que no somos tan salvajes.

Anónimo dijo...

Nunca he disparado un arma, ni nunca he tenido una. Pero, y sin el animo de justificar al energumeno disparador ni justificarme a mi, debo decir que los conductores de microbuses han sido capaces de provocar mis mas bajos instintos, entre ellos, tener una pistola y dispararles... Al final solo me quedo con una sensacion de frustacion y enojo... :(