Nunca, hasta el día de hoy, había visto el otro lado de la celebración del día internacional de la mujer. Hoy que leí la nota de Krisma Mancía al respecto, me puse a pensar en cuál es la necesidad de dedicar un día en especial a la mujer.
Yo no soy partidario del día de la madre, el padre, el niño, el anciano, etc. Todos los días deberían ser especiales para cada una de estas personas. No debería haber necesidad de que un decreto o convención social lo enunciara. El día de los enamorados se ha convertido en uno más de los trucos mercadológicos para hurgar en nuestros bolsillos. No me extrañaría que dentro de algunos años se inventen promociones en los almacenes para celebrar el día de la mujer.
Si las Naciones Unidas han elegido este día para recordar especialmente a las mujeres, se debe sin duda a las pésimas condiciones de vida en la que muchas de ellas se encuentran a nivel mundial. La violencia intrafamiliar, la discriminación laboral, la falta de oportunidades para que sigan estudios y la inferioridad en la que las colocan algunas religiones, son el pan de cada día para una gran cantidad de mujeres aún en esta época, cuando ya entramos de lleno en el siglo XXI.
Lo mejor sería que no tuviéramos necesidad de declarar un día especial para la mujer, el niño o la madre. Esos homenajes deberían hacerse a diario, sin necesidad de que una vez al año los medios de comunicación lo recuerden. Pero sólo ocurrirá si cada ser humano le da su justo valor a sus semejantes, si no los trata como objetos o simples insumos de una cadena de producción. Es una lástima que no estaremos vivos para ver ese día.
8.3.07
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