Tarde de perros

¿No les ha pasado que hay días en que lo mejor que pudieron hacer era quedarse en la cama? Así me sentí hoy por la tarde, porque todas las cosas en las que estaba trabajando salieron mal. Una por mi metida de pata, y otras por metidas de pata ajenas.

Me apropié del nombre de la película de Al Pacino para añadirle dramatismo a la nota de hoy. Ya con la adrenalina en sus niveles normales comprendo que la falta de comunicación hace que nuestros planes se trastoquen de una manera que ni siquiera soñamos. Habría bastado una llamada telefónica, un aviso a tiempo, para que esos planes funcionaran. Pero no sucedió así. Las parcas del destino le metieron algunos nudos al hilo de la vida.

Yo soy un convencido de la Ley de Murphy: si algo puede salir mal saldrá mal, y justo en el momento en el que cause más daño. Es como lo que ocurrió hoy con el Tour de Francia: luego de que varios de los favoritos fueron vetados de participar en la edición de este año por su presunto involucramiento en una red de dopaje, la prensa anunció hoy que el ganador dio positivo en un control rutinario. Sucedió en el peor momento para el ciclismo.

Estoy seguro de que mañana las cosas irán mejor en la oficina. Como dijo alguna vez Scarlett O'Hara: mañana será otro día. Por lo menos fue un día de lo más entretenido, en el que no era posible aburrirse.