19.1.06

Rompecabezas

Claudia Hernández dijo ese día que la realidad en ocasiones supera a la ficción, y como ejemplo contó que unos perros pasaron frente a su casa. Cada uno llevaba distintas partes del cuerpo de una persona entre sus fauces: un pie, una mano, un brazo, otro pie.

Lo que nunca le dije a Claudia fue que esos perros me estaban haciendo un favor. Tenía mucha vergüenza de pasar junto a ella sin tener nada lindo que decirle, así que los perros me despedazaron y me llevaron pieza por pieza fuera de su barrio. Los más grandes cargaron con mi tronco y piernas, dos canes robustos llevaron mi cabeza. Ella vio a los amigos rezagados, que se distrajeron orinando en algún árbol, o mirando mosquitos en la llanta de un auto.

Es hasta este momento que confieso a Claudia mi falta de cortesía, pero cometí una afrenta mayor contra esos hermanos tan amables: cuando volví a ser uno, no pude despedirme de manera apropiada. Había olvidado cómo dar las gracias en perruno.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Ingenioso! :-)
Saludos

Aldebarán dijo...

No debería sorprenderme, pero lo hice.
¡Excelente!

Julio Suárez Anturi dijo...

Me gustó mucho, con su lado tétrico y todo.