Atendiendo al amigo bloguero Julio Suárez Anturi añado una nota sobre el libro El día más esperado. Fue publicado por la Asociación Pro-Búsqueda de niñas y niños desaparecidos en UCA Editores (2001). Estudia casos emblemáticos de investigaciones y reencuentros de familias, luego de varios años de separación.
Hay muchas personas que no desean saber sobre el período de la guerra civil porque las heridas les duelen demasiado. Este trabajo no es de fácil lectura. Las emociones son muy fuertes. Aquí compartiré dos ejemplos. En el primero una mujer, Elsy, cuenta que mientras estuvo internada en las Aldeas Infantiles SOS se alejaba de los demás para no ver a los niños que recibían a sus familiares durante los días de visita:
Con los años, yo me fui haciendo a la idea de que mi familia se murió. Así como mataron a mi papá, habían de haber asesinado a mi mamá y a mis hermanos. Cuando ya era un poco más grande, yo visitaba el cementerio para el día de los muertos. Como no tenía dónde enflorar, me iba a meter a cualquier tumba y pretendía que estaba enflorando a mi familia. O a veces, el día de la madre y el día del padre también, encendía una candelita, en honor a su recuerdo. Una vez, para un día de la madre, soñé que yo había ido a visitar a mi mamá y mis hermanos estaban haciendo una fiesta en su honor. Yo estaba enmedio de toda mi familia y mi mamá me abrazaba y lloraba por mí. Yo le pregunté por qué lloraba y ella me dijo que lloraba porque no me tenía. Yo llegué a deducir que si mi mamá me decía, en un sueño, que ya no me tiene, es porque está muerta. A veces, en los mismos sueños aparecían mis hermanos y, de repente, se iban alejando de mí y me decían adiós.
Este caso tuvo un final feliz, aunque otros que se mencionan en el libro -como la mayoría de los que se tienen noticia- aún se encuentran en el limbo.
El segundo texto corresponde al último párrafo del libro. Es una reflexión de Jon Cortina sobre cómo su vida cambió a partir de su trabajo en Pro-Búsqueda:
Hace cinco años tal vez empecé a buscar la reconciliación en mí mismo. Los familiares (de los desaparecidos) son los que más me han empujado en esta dirección. Muchos de ellos han sido capaces de perdonar, a pesar de todo lo que les sucedió. Sólo quieren una cosa: encontrar a sus hijos, reunirse con ellos, tenerlos en sus brazos. Quieren lo más humano que hay en la vida, que es buscar a esa parte de ellos mismos que no la tienen presente ahora. Me han enseñado algunos de los valores fundamentales de la vida. Los familiares me han mostrado lo que significa reconciliación. Me han enseñado a perdonar también. El perdón no es sólo una palabra. Puede ser fácil decir que hay que perdonar, si queda en palabras. Lo complicado es perdonar profundamente, como lo hizo Monseñor Romero, que llegó a perdonar a sus asesinos, antes de que lo mataran. Es difícil superar todo el dolor y todo el coraje que uno lleva adentro, pero sólo así alguien logra perdonar de verdad, en su corazón.
12.12.05
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8 comentarios:
He visto el libro y todavía no me atrevo a comprarlo y leerlo. Tienes razón, son historias demasiado tristes.
Uno se da cuenta de lo terrible, para las víctimas, que fue la guerra.
No sé lo que es el día a día de una guerra. Sé de la acción armada de las Farc en Colombia, devastadora y feroz, pero como sin un para qué (¡cincuenta años en esas!).
También sé de muchas personas que dicen: "Olvido, pero no perdono". ¡Y Jesús que nos invitó a perdonar "setenta veces siete"!
"El perdón no es sólo una palabra", dice el padre Jon Cortina. ¡Cuánta verdad!
Aldebarán: ése es un libro que debe leerse con pequeñas dosis diarias, so pena de arruinar sus páginas con lágrimas y la fuerza involuntaria de los dedos que se cierran sobre las anécdotas que lo componen.
Julio: lo más terrible de la guerra es que se vuelve una costumbre. Nada hay más dañino que una guerra que se torna distante.
Aldebarán, coincido contigo, aún no me he atrevido a leerlo, creo que hay muchas heridas abiertas aún en mí. Pero talvés como dice Salvador, en pequeñas dósis....
En la misa de cuerpo presente del Padre Jon previa a su sepelio he visto algo que me emociona aún al momento de describirlo: durante las ofrendas (entre las que se incluyeron ofrendas florales y poemas), varias personas se aproximaron al féretro y lo rodearon. Todos miraban el rostro sin vida del sacerdote. Al mismo tiempo, una joven dijo al micrófono: "Padre Jon, te ofrecemos este grupo de jóvenes que tú encontraste con tu labor en Pro-Búsqueda. Gracias a ti se han reunido con sus familias".
Dudo que alguien no se haya conmovido con esta ofrenda, la más bella que pudo habérsele hecho a una persona que hizo tanto bien.
donde puedo descargar el libro no lo encuentro en ninguna libreria
No creo que ese libro pueda encontrarse en formato electrónico en la Internet. Podés pedirlo a la librería de la UCA.
Yo ya lo lei y es un libro muy fuerte... k le conmieve el corazon a uno.... y muestra la vrdd de lo k hizo el ejercito aunque lo niegue!!!!!!!!!!!!!!
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