Soy una de las millones de personas que rara vez recuerda lo que ha soñado. En un período de un mes acaso tendré conciencia de uno o dos sueños. El resto permanece almacenado en el inconsciente, esperando salir a flote en circunstancias muy extrañas.
Uno de estos episodios anómalos sucedió la madrugada del domingo. No sólo me percaté que estaba soñando, sino también que era al menos la segunda vez que mi inconsciente transmitía la misma película. Pese a que el individuo que vive durante el día no hubiera podido relatar el argumento, el que vive mientras duerme sabía que se trataba de una repetición. No tenía ninguna duda de ello.
Lo más sorprendente de la historia fue que, al despertar en la mañana, y pese a tener conciencia de la duplicidad, no fui capaz de describir qué fue lo que soñé. No lo recordaba. El que escribe estas líneas lo ignora por completo. El que vive dentro de mí, por el contrario, debe estar disfrutando con mi frustración.
Alguna vez he tenido la idea de filmarme mientras duermo, sólo para ver las diferentes posturas que adopto, y percatarme de los ronquidos que según mi mamá suelto por las noches. Más satisfecho quedaría si lograra capturar una imagen del gnomo que se acerca a mi oído, y con voz tormentosa induce los sueños que he de tener en esa jornada. Sólo así podría explicar que la mayoría de veces, al despertar en las madrugadas, es porque acabo de sufrir una pesadilla.
7.11.05
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4 comentarios:
Siempre he creído que las personas que "no sueñan" (que no recuerdan sus sueños)son más fértiles en su narrativa, a lo mejor producto de ese incontenible caudal de "sueños dormidos" que de a poco van despertando al conciente. ¿qué piensas?
Qué bella idea la tuya, Antares. Te confieso que no lo había visto desde ese ángulo. Tu opinión sí que es interesante.
Hablando de otra cosa, te comento que un personaje literario al que alguna vez le dediqué un poema -espantoso, como siempre que intenté escribir poemas- fue a Palinuro, el piloto de Eneas que tuvo un trágico final, cuando el dios del sueño lo roció con aguas del Leteo.
Igual, filmarías al reparador de sueños, del que nos habla SilvioR.
Yo tampoco recuerdo mis sueños, los profundos, los importantes. En mi caso, creo saber el motivo. No obstante, una amiga me dijo que bastaba convencerse a uno mismo de recordarlo, para que esto sucediera. No estoy seguro de eso.
La idea de Antares es reveladora. Mucho.
Lo que dice Julio es cierto, alguna vez lo he practicado, pero pienso que a los sueños no es conveniente obligarles a salir, ellos llegarán de una u otra forma a nosotros, en la espontaneidad estriba la belleza.
Por lo que dices tu fuerte no es la poesía Salvador, aunque no dudo que más de alguna vez y muy inspirado por alguien sumamente especial, hayas creado algo hermoso.
Me parece curioso un poema dedicado a Palinuro, quien precisamente sucumbió ante quien considero uno de mis más fuertes aliados o uno de mis peores enemigos “el sueño”, dependiendo de la circunstancia. ¿Podría leerlo? ¿Aún existe? Antares15_520@yahoo.com
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