24.11.05

Petición de mano

No soy una persona afecta a los protocolos, convenciones sociales o tradiciones familiares. Sin embargo, hay ocasiones en las que hay que sacrificarse por el clan o los amigos cuando necesitan de nosotros. Uno sabe hasta dónde puede ceder. Digo esto porque hace cuatro años, en una fecha como hoy, me tocó ir a casa de los futuros suegros de mi hermano para pedir de manera formal la mano de su hija.

Mi ahora cuñada me envió un correo electrónico días antes, para decirme la fecha cuando se haría la petición. Como sólo ocurre en las películas, hubo una confusión y terminé creyendo que la cita era para el 25. La noche del 24 había quedado con una amiga para asistir juntos a una cena de cumpleaños. Me había rasurado y estaba medio vestido cuando recibí una llamada telefónica. Era mi hermana, que no sabía dónde comprar a esa hora un pastel para la cena luego del compromiso.

-¿Y qué no es mañana? -pregunté entre espantado e ingenuo.

Ella casi se desmayó cuando escuchó esto. De no haberme llamado yo habría estado de los más tranquilo en otra cena con mis amigos, con los oídos zumbándome por las maldiciones de mi familia. Deshice mi cita, me vestí con ropas formales y salí a buscar a mi hermana para llevarla a un restaurante donde me conocían para que nos vendieran un pastel. Llegamos media hora tarde a la casa donde se realizaría la ceremonia. Todos nos esperaban impacientes, incluso el cura que haría la bendición.

Pensándolo bien, mi sacrificio no fue tanto. Ya unos días antes le había pedido consejo a un amigo que había pasado por esa experiencia. Sus padres habían ido con él a pedir la mano de su novia. Así que ya iba preparado, curioso por saber cómo nos iba, pues imagino que cada caso es distinto. Vaya si lo fue. Por poco y me lo pierdo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuando ví el título, imaginé que estabas a punto de casarte y de felicidad lo gritabas al mundo.
Jajaja, toda una hazaña la tuya Salvador, imagino la aflicción (¿o la felicidad?) de tu hermano y no se diga de la pobre novia!
yo tampoco soy muy aficionada a los convencionalismos sociales; las tradiciones que se generan en el núcleo familiar, si me parecen algo positivo, pero cuando éstas no son solo de imitación, como suele suceder, sino que sean algo que te identifique con los tuyos y especialmente "que no te obliguen a hacer", sino que lo sientas parte tuya. Eso "pequeños detalles" unen mucho a la familia.........me has dejado pensando ¿qué volvería tradición cuando tuviera familia?

Unknown dijo...

Pertenezco a la generación que pasó su adolescencia durante la guerra civil. Creo que de ahí la escasa atención a las tradiciones. En un mundo que se desmorona se revisan todos los aspectos de nuestra vida, se definen nuevas pautas de conducta, que nos llevarán a... aún no sé dónde.

Anónimo dijo...

Desapareció mi bitácora. Veré qué hago. Sigo visitándote.
Abrazo.

Unknown dijo...

¿Qué fue lo que sucedió, Julio? Espero que sólo sea una ausencia momentánea. Hasta pronto.

Anónimo dijo...

Tuve un percance similar cuando fué mi boda Civil, pero en este caso fué ella la que llegó tarde porque se había ido al Salón y este estaba llenísimo y la ceremonia se llevaría a cabo en la casa de mis padres.... Entre bromas y bromas de que se había arrepentido nos estabamos poniendo cada vez mas nerviosos hasta que mi suegra habló casi histérica que ella se había ido al salón y que no había dicho a donde (Los teléfonos celulares entonces costaban como 12,000 colones y había que cargarlos con una mochila, por las baterías, a parte que si pasaba un perico, uno perdía la señal), Al final llegaron todos apenados (la familia de mi esposa) y se realizó la ceremonia.
A la semana siguiente nos casabamos por lo religioso y ella se fué a meter con mi esposa al Salón a las 12. del medio día, aunque la boda era a las 5 de la tarde.