10.11.05

¡Ah... poesía!

A pedido de Antares busqué en mis archivos electrónicos el poema que hace mucho tiempo escribí recordando a Palinuro, el piloto de Eneas. Sin embargo, tal y como lo anticipé, no pude encontrarlo. No tengo muchos poemas en mi computadora, así que tal vez se encuentre en los que guardo en una bolsa con papeles que datan de mi época universitaria.

Revisé varios archivos donde guardo escritos viejos hasta que por fin di con el que tiene los poemas. No son muchos, a lo sumo quince. El resto no ha abandonado el papel y tampoco es que puedan formar un libro. No serán más de treinta. Eso sí, todos tienen algo en común: son muy malos.

De todos los poemas que escribí tal vez rescataría un par. Por desgracia no puedo encontrarlos. Debieron quedar en la última página de un cuaderno, o en una hoja suelta dentro de un libro de texto. El resto podría ir a la hoguera sin remordimientos. Admiro a los poetas, y sobre todo los envidio. ¡Carajo!

En la película Orlando, basada en la novela de Virginia Woolf -un pequeño comercial: es mi libro favorito de la Woolf-, Lord Orlando aparece extasiado con una hoja entre sus manos. Vuelve a ver a la cámara y dice: "Ah... poetry!" Así me sucede en ocasiones, cuando descubro un poema que resume la vida y sentimientos de quien le ha parido. Igual que el protagonista del libro, no tengo el privilegio de poder escribir dos buenos versos. Puede que ni siquiera uno.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jamás imaginé que el tipo sería asesinado, pensé cualquier cosa menos eso.
Imaginé que siendo tan tremenda (y quizás no muy grata) la influencia paterna en el narrador, habría supuesto ver a su padre (o el fantasma de su padre) en el acompañante, lo cual le impulsó a subir de inmediato al coche y darles alcance hasta borrar con la muerte el recuerdo.

Anónimo dijo...

Lo siento, el comentario anterior es para "INVITACION".

Unknown dijo...

¿Pensaste que el narrador iba a matar a los de la moto? Eso sí que habría sido sanguinario.

La verdad es que me agrada mucho el género fantástico. En el libro que publiqué hace cinco años hay varios cuentos que amotinan la realidad.