8.9.05

Desastres naturales

Todos nos hemos sentido tristes por la espantosa catástrofe que padecieron los habitantes de Nueva Orleans y otras ciudades vecinas. En los periódicos se habla de miles de muertos que podrían descubrirse a medida que los cuerpos de rescate peinan la ciudad. Es un desastre de proporciones inimaginables.

¿O no?

He leído algunas opiniones en los periódicos, donde acusan al gobierno estatal y al federal por no haber previsto que un huracán podía romper los diques del lago que luego se vertió en las calles de la ciudad. Además, la falta de reacción de los organismos de emergencia impidió evacuar con celeridad a más personas.

Se habla mucho del desprecio hacia los afroamericanos, de la falta de interés en rescatar a las poblaciones pobres y muchas cosas más. Después del huracán ha comenzado una nueva cacería de brujas, cuyo fin suele ser encontrar culpables y no resolver los problemas.

Cuesta mucho comprender cómo el país más poderoso del mundo no estaba preparado para una crisis de esta magnitud. Pueden armar guerras en cuestión de días, pero un invitado no deseado como Katrina ha desnudado cuántas debilidades tienen en su patio trasero.

Vaya nuestra solidaridad hacia todas las personas que están sufriendo, tanto las víctimas como sus familiares.

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