17.8.05

La difícil sencillez

Me he robado el título de esta nota de un libro de ajedrez, en el que se comentaba una partida que contenía jugadas sencillas, pero que al verlas en conjunto formaron una hermosa secuencia de movimientos que obtuvieron la victoria.

En muchas ocasiones he conocido libros, poemas o pinturas que, a pesar de estar formados por escasos elementos o ser de corta extensión logran remover todas las fibras internas. Así me pasó cuando escuché el disco que varios músicos hispanoamericanos prepararon como homenaje a Neruda. Hay composiciones de diversos ritmos y géneros, pero la que más me pegó fue la que preparó el cantante español Antonio Vega. Él musicalizó el soneto LXVI. Con un arreglo muy sencillo, ha convertido el poema en una bella canción de amor.

Hay otros trabajos muy interesantes, como El monte y el río, musicalizado por Jorge Drexler. Pedro Guerra y Joaquín Sabina también tuvieron intervenciones que me llamaron mucho la atención. El trabajo de Vega, sin embargo, es el que puedo escuchar una y otra vez sin cansarme. La guitarra baila entre los acordes de Do y Sol durante toda la canción, así que es la voz la que se encarga de imprimirle esa huella especial.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ciertamente habemos personas a quienes la sencillez de un diseño nos cautiva, no importa si es música, pintura o lo que sea, lo hermoso es que simplemente en esa perfecta síntesis logran tocar las cuerdas justas para crear un sinfonía interna. No he tenido el gusto de escuchar la musicalización del soneto LXVI de Neruda, que es hermosísimo. Sería interesante escuchar la sencillez de la música fundida al a mi parecer, no tan sencillo soneto.

wilson dijo...

Acertaste con Vega. Comparto el gusto por este tema.

Antonio Vega es un superviviente. Por él han pasado varias generaciones de jóvenes que han sido cautivados por su música. Letras y acordes sencillos que se te meten en la cabeza una y otra vez. Sus creaciones muestran mucho de su vida personal, un tanto tricionera a veces.

Un saludo