18.8.10

Crónicas para sentimentales

Uno de los detalles que más me agradan de los libros de cuentos de Jacinta Escudos es la diferencia marcada que existe en el hilo conductor que los gobiernan. Si en El diablo sabe mi nombre encontramos textos de corte fantástico, en Crónicas para sentimentales descubrimos historias en esta orilla de la realidad.

En efecto. Los cuentos aquí reunidos no fueron confeccionados para hacer volar nuestro sentido de lo cotidiano. Nos traen historias de amor y desamor, de certezas e incertidumbres en torno al sentimiento que mueve -o debería mover- el mundo. Mi favorito es ¿En qué libro guardé tus cabellos, Elsa Kuriaki? El protagonista es una bella metáfora que nos recuerda el valor que se necesita para mantener viva la rosa del amor una vez que ha salido de la tierra.

Relato judicial nos muestra un amor acaso imposible, que se lleva a cabo entre cámaras de reporteros y declaraciones en juzgados, entre el acusado de un horrible crimen y una reportera. Me agrada el estilo ágil del cuento, la angustia de los involucrados ante la incertudumbre de si podrán volver a verse, de si alguna vez podrán decirse lo que sienten en un espacio íntimo que sólo les pertenezca a ellos.

Nights in Tunisia relata la historia de Nausicaa, quien trabaja como cantante en un bar. El hombre que le causó mucho dolor está de vuelta, y Nausicaa no sabe qué debe hacer con el enredo de sentimientos que se agolpan en su cabeza. Materia negra es otro cuento que me agradó: el profesor Regis Coronado inicia un largo viaje que arranca en el momento que observa entrar a una joven estudiante en una conferencia en la que él es uno de los oradores.

De nuevo destaco la gran depuración de la prosa de Jacinta. Es un producto pulido muchas veces. El resultado es un texto limpio, que podrán disfrutar en las próximas semanas cuando el libro se ponga a la venta en las librerías locales.

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