4.1.09

El fugitivo

En una nota que escribí previamente en este blog comenté que uno de mis héroes era Richard Kimble, el protagonista de la película (y la serie de televisión de los años sesenta) El fugitivo. Mencioné también que he visto la película en muchas ocasiones.

Este fin de semana vi la película de nuevo, y sigo pensando que es una de mis cintas de acción preferidas. Cuando era niño vi varios capítulos de la serie de televisión. Me angustiaba ver que Kimble tenía que huir en cada episodio, pues el teniente Gerard estaba a un paso de capturarlo. En una ocasión encontró al hombre manco que había matado a su esposa, y logró que confesara bajo el efecto de la hipnosis. Pero de alguna manera supo lo que Kimble había hecho, así que robó las cintas de audio donde estaba grabada su narración y las destruyó con ácido.

Una de las cosas que detesto de la televisión local es que cortan las series de televisión sin previo aviso. Un buen día nos encontramos con que hay otro programa que reemplaza al que tanto te gustaba. Es pura cuestión de ratings. Lo malo es que antes del advenimiento de la Internet no sabíamos qué había sucedido con esos personajes que nos mantenían pegados a la pantalla. No recuerdo que en mi niñez o adolescencia hubiese visto los capítulos finales de una serie.

Es obvio que la historia debía terminar con la reivindicación de Kimble. En la serie de televisión, hasta donde tengo entendido, lo hace de una manera distinta a la película. En esta última Kimble encuentra a los asesinos de su esposa en la ciudad de Chicago. A medida que los alguaciles le siguen los pasos descubren detalles adicionales del homicidio que no habían salido a la luz. En la confrontación final, el jefe de los alguaciles no tiene ninguna duda de quiénes son los verdaderos responsables.

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