1.12.08

De qué hablamos cuando hablamos de amor


Leí este libro por primera vez hace diez años, luego de descubrir la narrativa de Raymond Carver en Catedral. Es una buena colección de cuentos, con la que el autor reforzó su posición como uno de los más interesantes escritores de relatos de los Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX.

Los relatos de Carver se caracterizan por tener una velocidad moderada. Tal parece que nada va a suceder, pero de pronto sentimos en nuestra carne la opresión y el dolor que nos transmiten los personajes: perdedores, borrachos, olvidados. Tienen vidas tan comunes como las de cualquiera, y de ahí la empatía al observar sus problemas, los que también pueden presentarse en nuestra puerta.

El baño es uno de mis textos favoritos. Un niño recibe un golpe de un automóvil el mismo día de su cumpleaños. Sus padres lo llevan al hospital y pasan ahí algunos días. Mientras tanto, el empleado de la pastelería donde habían hecho un encargo trata de localizarlos para entregarles el pedido. Diles a las mujeres que nos vamos es un relato que habla sobre dos viejos amigos, que llevan una vida tranquila y sin sobresaltos. Pero todo cambia cuando observan a dos mujeres jóvenes en la carretera.

Tanta agua tan cerca de casa me ha parecido siempre la continuación del segundo relato que mencioné en el párrafo anterior -aunque hay fuertes posibilidades de que no lo sea-. Un grupo de amigos descubre en un viaje de pesca el cadáver de una mujer. Pero como están incomunicados y tardarían mucho tiempo en avisar a las autoridades deciden continuar con sus planes. De todos modos el cuerpo no se irá a ninguna parte.

El texto que le da el título al libro nos muestra dos parejas. La primera ha pasado muchos problemas para estar juntos por fin. La segunda tiene apenas un año de matrimonio. Sus lazos son muy sólidos. Pero uno de los hombres cuenta a sus amigos una anécdota muy triste, por medio de la cual les demuestra que el amor es un sentimiento más profundo de lo que imaginan.

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