3.7.06
Monte Palatino
Mi hermana me regaló el sábado un mapa de la ciudad de Roma. Le eché un vistazo y busqué en el papel algunos de los sitios que más me impresionaron cuando fui a la ciudad eterna hace más de dos años. Uno de esos sitios fue el Palatino.
Renato, el amigo que me dio posada en Roma, me sugirió que tomara el tranvía que sale de la estación de trenes del Trastevere. El tranvía recorre buena parte de la ciudad, y desde mi asiento observé por primera vez el Circo Massimo y el Palatino. Llegué hasta el Museo de Bellas Artes y caminé desde ahí a la Piazza del Popolo. Es el inicio de la Via del Corso, un paseo imprescindible para los que gustan de caminar.
El otro extremo de la Via del Corso es el Monumento a Vittorio Emanuele II. Muy cerca de ahí, a unos cuantos pasos, inicia el Foro Romano. Fue hasta el último día de mi viaje a Roma que lo visité. Ya había coqueteado por sus alrededores, pero me dejaba enamorar por esas piedras milenarias.
Días atrás había visitado el Colosseo. Compré la entrada, que también daba derecho a subir al Palatino. Cuando llegué a éste presenté mi comprobante, y unos turistas gringos se quejaron porque me habían dejado pasar y a ellos no. El policía que cuidaba la entrada les explicó en su inglés con mucho acento cómo había hecho yo. Me miraron durante unos segundos y luego se marcharon.
El Palatino es una de las colinas de Roma. Ahí vivieron muchas familias patricias. Ahí también fueron construidos varios palacios imperiales: los de Calígula, Tiberio y de los Flavios. Por uno de los flancos de la colina se tiene una vista completa del Foro. Por el otro se observa el Circo Massimo.
Los arqueólogos han hecho un gran trabajo en la restauración del Palatino. Caminando entre las construcciones es posible imaginarse el esplendor que esta colina tuvo alguna vez, hace apenas 2,000 años.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Ya he visto los libros de Colleen McCullogh aunque no los he leído. Algunos amigos dicen que son bastante buenos.
Publicar un comentario