Ganadora del premio Alfaguara 2006, la novela Abril rojo del peruano Santiago Roncagliolo es un thriller. El autor contó en la presentación que hizo en la Tierra de collares que investigó cómo hicieron otros autores para esconder al responsable del crimen que describen en sus libros. Esta historia tiene el agregado de estar inmersa en la época de la presidencia de Fujimori.
No sé cómo reaccionaron los círculos de críticos a la elección de un thriller como el premio Alfaguara. Muchos lo consideran un género menor, que no merece ser tomado en cuenta cuando se habla de literatura "seria". Como lector, puedo decir que este libro me gustó mucho más que el ganador del año pasado (El turno del escriba), pero menos que el de 2004 (Delirio).
La historia se desarrolla de manera lineal, con personajes bien definidos. La ciudad de Ayacucho y sus alrededores son el marco donde el fiscal distrital adjunto Félix Chacaltana Saldívar se hace cargo de investigar una serie de asesinatos macabros, que parecen conectados con las celebraciones de la Semana Santa. Chacaltana rema contra la marea burocrática que ahoga todos sus intentos por seguir los procedimientos que marca la ley. Sólo el incremento de la violencia hace que otros ojos se den cuenta de la importancia del caso.
Abril rojo no pasará a la posteridad como una novela sobresaliente del género, pero es un libro entretenido y bien armado. Como en la mayoría de estas historias, el investigador es un perdedor, un derrotado por la vida. El fiscal Chacaltana se da cuenta que es un peón que se mueve en un tablero de ajedrez peligroso, y no sabe en qué momento el hacha podría dirigirse a su cabeza.
19.6.06
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4 comentarios:
Confieso que en la librería donde suelo ir tuve un segundo de indecisión: o "Abril rojo" o "Travesuras...". Opté por la última, ilusionado en reencontrar al Vargas Llosa de "La ciudad y los perros", "Los cachorros", "La guerra del fin del mundo",....
Aquí en el Perú he leído algunas reseñas de la novela de Roncagliolo; las de J. Agreda; Gustavo Faverón.
No muy auspiciosas. Creo entender que Roncagliolo apuntaba directa, decididamente sobre el premio que finalmente se llevó (qué escritor que participa en un certamen literario no quiere ser el ganador). Lo que no es malo ni 'reclamable'.
Iba directamente al premio porque acomodó el texto de la trama a una decodificación universal, fácil, sirviéndose de la historia pero sin ser enteramente fiel a los datos (confundir un Túpac Amaru con otro) que tomaba de ella. Algo que no va a preocupar ni a perturbar a un lector de Argentina, por ejemplo; o a cualquiera del jurado que finalmente le dio el Alfaguara.
Por qué mencioné a “Travesuras…”. Todas las reseñas peruanas que sobre “Travesuras…” he leído son entusiastas. Las reseñas no hechas por peruanos son todo lo contrario, frías, por decir algo. Me pregunto si tendrá que ver con lo peruano, es decir, con tener la aprensión de saberse propio de los mismos lugares que tan magníficamente describe o menciona vargas llosa en la novela. Identificación o una suerte de ella.
Me siento tan bien volviendo a saborear los topónimos del mítico distrito limeño de Miraflores, calles, playas, (aunque nunca haya caminado por ellas), que desde el primer párrafo estoy ya interfiriendo en una lectura que debiera ser desprejuiciada, libre, y acaba siendo rendida, condicionada a encontrar de todos modos lo que se busca.
En todo caso, a esperar mi gratificación de fiestas patrias peruanas para tener, por fin, la novela Abril rojo. Saludos.
Además de Miraflores, otro barrio que siento mío -a pesar de nunca haber estado ahí- es Santa Cruz. Eso se debe a que leí los cuentos completos de Julio Ramón Ribeyro y sus encantadores Relatos santacrucinos.
Conocí Miraflores por La ciudad y los perros. Lástima que cuando fui al Perú no tuve la oportunidad de ir por esos rumbos. En otra ocasión será.
Concuerdo con que Abril Rojo no pasará a la posteridad, pero mientras se lee es adictiva.
Por que se deleita el autor en describir los actos de crudeza con exquisitos detalles? Tengo que leer este libro por compromiso pero siempre desdene la morbosidad gratuita.
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