5.5.06

Para Isabel

Ya tenía noticias de tu regreso. Nuestro amigo Héctor me dijo que habías enviado un correo electrónico en el que anunciabas tu vuelta al país. Sin embargo, no sabíamos el día exacto. Él fue quien te vio primero, hace algunos días.

Yo llegué a tu oficina buscando a otra persona, pero tenía en la mente preguntar por vos. No me esperaba encontrarte. Sabías de mi llegada, pero no dijiste nada, y sí que me diste una sorpresa. Gracias, miles de gracias.

¿Hace cuánto tiempo que no te veía? ¿Un año y medio? Estás igual que antes de marcharte a esa ciudad tan fría que según me has dicho aprendiste a amar. Ahora que has vuelto te enterás de la nostalgia que llevás a cuestas por las visitas que hiciste a museos fabulosos, los paseos por el río, los barrios históricos...

Me divierto escuchando tus anécdotas, y en el fondo descubro a la misma Isabel que conozco desde hace muchos años. Tu admiración por Cortázar y el cine de todo el mundo. El amor que guardás por tu familia. Estás allí, intacta. Con el cabello más largo, pero la misma voz. Con más experiencias, pero la misma risa.

Tené la mayor de la bienvenidas, Isabel.

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