31.5.06

Acto de servicio


Esta novela de Heinrich Böll me ha recordado mucho a otra que leí del mismo autor: El honor perdido de Katharina Blum. No es que se parezcan en su estructura o historia, sino en que Böll lanza un torrente de información desde sus distintos personajes, provocando en el lector la sensación de estar viendo una figura desde varios ángulos.

En una pequeña ciudad se desarrolla un juicio singular: un hombre y su hijo (la familia Gruhl) son acusados de incendiar un vehículo del ejército alemán. Ellos no han negado en ningún momento su culpa, y desean que el proceso concluya tan pronto como sea posible. El joven es un recluta del ejército, y había obtenido el vehículo mientras gozaba de una licencia.

Una maquinaria silenciosa se ha puesto en marcha para que no aparezcan noticias en los periódicos sobre este caso. Los propietarios de los medios son convencidos de que el juicio no posee ningún atractivo para los lectores. El juez desea concluir pronto su labor, entre otras cosas porque se trata de su última asignación antes del retiro. La mayoría de los vecinos de la ciudad cree que los acusados deben ser liberados, pues se trata de buenas personas que jamás han hecho daño a sus semejantes.

De manera sutil, tanto como la conjura que se ha construido para opacar cualquier interés en el caso Gruhl, así se desliza la crítica que Heinrich Böll lanza contra el gobierno de su patria. El milagro económico alemán también tiene su lado negro: la modernidad no siempre significa una mejora en el estilo de vida, y el progreso de un estado no está exento de injusticias y absurdos. Acto de servicio es un libro que debe leerse con mucho detenimiento.

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