23.9.08

El milagro de Berna


En el año 1954, la selección alemana de fútbol parte al mundial de Suiza con pocas esperanzas de victoria. La favorita es Hungría, que mantiene un invicto de cuatro años y cuenta en sus filas con Ferenc Puskás, uno de los mejores jugadores de la historia.

En la ciudad de Essen vive uno de los integrantes de la selección alemana: Helmut Rahn. Uno de sus amigos es Matthias Lubanski, un niño que sueña con ser tan buen jugador como "el jefe", como llaman a Rahn. Pero en los partidos infantiles lo escogen al último, pues trata de imitar a su ídolo deportivo y pierde siempre la pelota. Matthias es el menor de su familia. Su hermano toca en un grupo musical y su hermana ayuda a la madre en el bar que es su fuente de ingresos.

Alemania se recupera poco a poco de las heridas causadas por la segunda guerra mundial. La vida es difícil y hay poco trabajo. El fútbol es una de las pocas fuentes de alegría de la población. A casa de Matthias llega una carta del gobierno. Les avisan que el padre, quien guarda prisión en Rusia desde la época de la guerra, será liberado.

El señor Lubanski regresa con su familia, pero no logra adaptarse. El trabajo en la mina le recuerda su época en la guerra. Cree necesario disciplinar a sus hijos, pero sólo consigue alejarlos. Castiga a Matthias porque descubre que va a la iglesia a rezar para que Helmut Rahn juegue de titular en la selección. No le agrada que su hija confraternice con los soldados de Estados Unidos y le repugna que su hijo mayor lo desafíe.

En Suiza, la selección alemana avanza de manera discreta. Cae en su segundo partido contra Hungría por 8 a 3. Pero en el resto de partidos sólo ha conseguido triunfos. Vence en cuartos de final a Yugoslavia por 2 a 0. Uno de los goles es de Rahn. En la ciudad de Essen, la familia de Matthias parece resquebrajarse. Bruno, el hijo mayor, decide buscar su propio camino en Berlín Oriental. El señor Lubanski rectifica su actitud y se acerca a su familia. Las esperanzas renacen, al mismo tiempo que Alemania avanza hasta la final, donde se las verá de nuevo con Hungría, que ha derrotado al campeón del mundo.

Esta película es una buena opción para ver junto a la familia. El desempeño de la selección alemana y la vida de la familia Lubanski se entrecruzan en varias ocasiones. Es el retrato de una época difícil para la nación europea, pero también el inicio de una nueva etapa plena de esperanzas.

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