Para los que habitamos en Éynix no es necesario dormir. He conocido a algunas personas que llevan más de ochenta años aquí sin que hayan dormido un minuto. Sólo lo hacen quienes así lo desean. Hay quienes se recogen bajo un árbol todas las noches y despiertan con la luz del día.
Esta ausencia de la necesidad del sueño es uno más de los misterios de Éynix. Me percaté de ello durante la primera semana de mi estadía. No me sentía cansado. Me quedaba escuchando las historias que contaban los veteranos de este mundo. Comprendí que no bastaban los cien años que tenemos permitido morar aquí. Siempre habría algún misterio que no podríamos penetrar.
Después de algunos meses aprendí a dormir. No era muy difícil, sólo tenía que relajarme y decidirme a hacerlo. Por las noches, cuando me siento aburrido o no tengo compañía, duermo hasta que el día llega. No lo hago más que un par de noches al mes. Para mí es suficiente.
Sé de algunas personas que no soportan esta vida. Saltan por un risco o se lanzan al fondo del mar. Saben que no lograrán morir, pero aún así lo intentan. Permanecen dormidos el resto del tiempo que tienen aquí. No lucen afligidos, ni enfermos. Sölo están dormidos, como si fueran a despertar en cualquier momento. Pero nunca lo hacen.
Cuando tenía unos días aquí conocí a un hombre que estaba por partir. Me contó que hace siglos hubo un grupo de renegados que se dedicaban a sembrar la discordia. Destruían todo lo que encontraban de pie, sin asomo de culpa. Dialogar con ellos no sirvió de nada. Por eso se tomó la decisión de hacerlos dormir. Los lanzaron al fondo de un barranco y recuperaron sus cuerpos para que todos pudieran verlos, para que recordaran que Éynix debe ser un lugar de armonía. Los veintidós hombres y mujeres fueron exhibidos a orillas del Río Negro. Uno por uno se desvanecieron con el paso de los años, cuando la centuria que tenían asignada llegó a su fin.
11.5.07
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5 comentarios:
Guau.
cuándo aprenderán los centroamericanos a escribir sin moraleja... me aburren!
Rafael: miau.
Anónimo: si le hallaste alguna moraleja por favor decímela porque yo no, por más que lo he leído.
Tengo el remedio para tu aburrimiento, estimado anónimo: no visités este sitio, especialmente si en tu país hay tantas cosas interesantes por leer. Por cierto, ¿cuál es tu país?
Excelente prosa que discurre como un poema. Saludo fraterno.
Gracias por tu visita, Julio.
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