Recibí un comentario acerca de la nota de ayer, sobre la película de Luis Puenzo. Jacinta Escudos me dice que esta cinta no le agradó. Y bueno, eso me dio la entrada para escribir ahora sobre el gusto y la crítica profesional.
Se ha dicho siempre que una cosa es el gusto personal y otra el estudio crítico de una pieza artística. Se dice también que ambos aspectos tienden a confundirse. Y claro que es así. No somos máquinas que logran separar por completo en rutinas distintas la forma como procesamos la información. Además, también entra en juego el hecho que aparte de juzgar un producto artístico por sus valores y estructura, también lo hacemos por la manera como nos conmueve, entretiene o seduce.
Me ha tocado estar en contra de todo el planeta, declarando que un artista o un producto artístico no me "pega". Por ejemplo, cuando hace diez años se puso de moda Milan Kundera. Tanto entonces como ahora es un escritor al que no disfruto. Algo parecido me ocurre con Mario Benedetti, aunque el asunto no es tan grave como lo que sucede con el checo. Creo que el uruguayo es un buen escritor, del que he leído varios cuentos y poemas que me han agradado. Sin embargo, no siento que tenga la calidad de otros orientales como Juan Carlos Onetti o Felisberto Hernández.
¿Y quién puede decir que un artista es mejor que otro? Muy pocos pueden hacerlo con propiedad y método. El mejor juez siempre ha sido el tiempo. Sólo él dirá, dentro de cincuenta o cien años, si un libro o una película, una canción o una pintura, tienen la fuerza e inspiración suficientes para volverse eternos. Ahora bien, no resisto la tentación de escribir una maldad: han pasado apenas diez años y Kundera ya dejó de ser noticia.
30.8.05
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7 comentarios:
Hacés un punto muy importante al subrayar que la crítica nunca puede ser realmente objetiva, pues va influenciada por el gusto personal del crítico, por su visión de mundo, su experiencia, sus traumas y obsesiones.
Vos ya me has oído decirlo: el hecho de que no me guste Beethoven, no significa que yo sea inculta o insensible. O sea, tampoco hay que criticar a los que difieren de nuestra opinión o gusto o juzgarlos a partir de la diferencia.
Lo que a vos te pasó y pasa con Kundera, a mí me ha pasado con varios, con Benedetti igualmente. Quizás el problema de Benedetti sea que ha publicado demasiado, sin seleccionar lo realmente de calidad. Sé de quienes no les gusta el Quijote, y eso se consideraría pecado mortal. O de quienes detestan a Joaquín Sabina o a Roque Dalton. Para gustos se han hecho los colores.
Todo lo cual no quita que La Puta y la ballena me siga pareciendo una estafa....
:-)
;-)
¡Ja, ja, ja, ja! Qué bueno que no siempre pensemos de la misma manera.
Yo detesto a Sabina, lo acepto (alguien me grabó todos sus discos en la laptop casi contra mi voluntad y los pongo en ciertas fiestas casi también contra mi voluntad, hago muchas concesiones...), y no veo por qué debería sentirme avergonzado. Benedetti... Se le tiene cariño al hombre, pero sus poemas cada vez son más para cancionero de trovador light. Trova light... Aborrezco a Nicho Hinojosa, no creo que alguien pueda oponerse. Tampoco me gusta demasiado la trova seria, la clásica. Incluso prefiero el pop, el pop honesto claro, no Shakira, tampoco me crucifiquen. En fin, el gusto es algo siniestro y uno muchas veces hace concesiones para no morir apaleado en las reuniones. Kundera sí me dice cosas, pero en La broma. Soy tolerante con Arjona casi por puro chauvinismo y de vez en cuando hasta disfruto canciones del salvadoreño nacionalizado guatemalteco Álvaro Torres. Claro, todo ello espero no vaya en desmedro de mis gustos más exquisitos. Shakespeare sí me gusta y no lo digo por esnobismo, sus sonetos son perfectos. Adoro el bolero y el buen thrash metal. Lo que pasa es que hay cosas que se ponen de moda y uno rápido nota la farsa: poetas que alaban a Pessoa sin entender un carajo el nivel de su lírica... Alguien en Guatemala me alababa una vez a Samuel Beckett, me decía que era un poeta delirante cuando el tipo es el más exacto de todos. Modas, entonces, nombres que suenan. Nadie critica a Kafka y sí tiene sus agujeros, como todos. Qué decir de García Márquez... En fin, la onda es compleja.
Saludos.
Alan Mills, ¡te amo! Yo tampoco soporto a Sabina pero ni a balazos.
¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
¿CÓMO ES QUE NO AMAN A JOAQUÍN SABINA?
Algunas veces vivo y otras veces
la vida se me va con lo que escribo.
Algunas veces busco un adjetivo
inspirado y posesivo
que te arañe el corazón.
Luego arrojo mi mensaje
se lo lleva de equipaje
una botella al mar de tu incomprensión.
No quiero hacer chantaje
sólo quiero regalarte una canción.
(Que se llama soledad).
No se preocupen, yo igual los aprecio mucho, a pesar de su mal gusto :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-) :-)
Jacinta Escudos, yo declaro mi amor por vos aquí también, vibrantemente. Detesto tanto a Sabina!!! Y tengo más blasfemias, por ejemplo Fito Paez y Calamaro no me causan mayores orgasmos. De Sabina lo peor son los dizque poemas que por ahí andan publicados, uf!!! Jeje, igual un abrazo Salvador, nos vidrios.
Este comentario por lo menos sirvió para unir a dos almas gemelas que odian a Sabina, buen rol de Celestino para Arbolario...
Igual te seguimos apreciando Canjurita, te invitamos al casorio y todo, pero eso sí, donde no se escuchará NI UNA CANCIÓN DE SABINA!!!!!!!!!!!!!!
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