23.3.07

Justo antes de la guerra con los esquimales

Ginnie Maddox, la protagonista de esta historia, me ha recordado por momentos a la heroína de la película Giulietta degli spiriti (Julieta de los espíritus). Cuando Ginnie entra en casa de su amiga Selena Graff la lógica se queda en la calle. Al menos la lógica que la muchacha esperaba encontrar, que vendría a ser una continuación de la que conoce en su mundo esnob.

En la película de Fellini, Giulietta entra en casa de su vecina y encuentra un mundo exótico, muy alejado de su existencia anodina. Ginnie también se ve enfrentada a una situación inesperada cuando conoce al hermano de Selena, un joven que no encuentra cabida en una familia con cierta posición social. Luego se incorpora un amigo del muchacho, que cuenta sus problemas a la protagonista a pesar de no conocerla.

Ginnie ha llegado a casa de Selena a cobrar una deuda, pero luego de las conversaciones que mantiene con los dos hombres renuncia al dinero, y además se olvida del enfado que su amiga le había provocado. El contacto con ese mundo que le es ajeno la hizo cambiar de parecer. Pero al contrario que Giulietta, en la película de Fellini, el porvenir de Ginnie no queda muy claro. ¿Ve este nuevo mundo como una diversión?

No es necesario que el autor conteste esta pregunta. Una vez el cuento termina aquél ha cumplido su parte y empieza la nuestra. Ésa es la magia que encierra la ficción.


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