31.8.06

Glenn Ford


Cuando vi la película Superman I, protagonizada por el actor Christopher Reeve, y acompañado de grandes figuras como Marlon Brando y Gene Hackman, era muy fácil de olvidar a otra leyenda del cine que hizo el papel de Jonathan Kent, es decir, el padre adoptivo del superhéroe.

Descubrí en la película el rostro apacible de Glenn Ford, ya en el ocaso de su carrera, y pensé con alegría que éste era un homenaje a su dilatado palmarés. No recuerdo que alguna de sus películas posteriores tuviera mayor repercusión. Su carrera llegó a su pico más alto desde mediados de los cuarenta hasta mediados de los sesenta. Compartió la escena con grandes estrellas femeninas como Rita Hayworth y Bette Davis.

Ford llegó a ser una megaestrella como Cary Grant, Gregory Peck o Henry Fonda. Con el paso de los años, y cuando su brillo se fue apagando, sus admiradores lo recordaban con cariño, como correspondiendo a su entrega a la actuación. Yo lo recuerdo en películas como Ransom!, Torpedo Run y Midway. Se le recuerda también por sus westerns.

Hoy por la mañana me enteré que Ford había muerto en Beverly Hills, a la edad de noventa años. Desde hacía mucho tiempo padecía de problemas cardíacos. En mayo se había programado un homenaje al que asistiría, pero al final no pudo presentarse por sus quebrantos de salud.

Ford es uno de esos actores que yo aprecio por la elegancia con la que desarrollaba sus papeles. Aunque representara a un vaquero, un presidiario o un maestro de escuela, dejaba por donde pasaba la imagen de un caballero.

29.8.06

Página oficial de Juan Carlos Onetti


Hice un hallazgo afortunado hace unos días en la Internet: el sitio oficial del genial escritor uruguayo Juan Carlos Onetti.

En esta página he encontrado una muy buena biografía, que va contrastando hechos de la vida del escritor con algunas declaraciones que hiciera sobre esas épocas. También se encuentra la lista de sus libros, entre los que están aquellos dedicados a la ciudad de Santa María, la creación onettiana donde descubrimos a personajes inmortales como Larsen y el doctor Díaz Grey.

Cuando tengan tiempo entren a la página y disfrútenla.

28.8.06

Nunca me abandones


En el internado de Hailsham, en algún lugar de Inglaterra, se encuentra un grupo de muchachos a quienes sus maestros educan con mucho entusiasmo. Dese siempre, los internos saben que son estériles, que tienen permitidas las relaciones sexuales, que deben hacer mucho ejercicio y practicar las artes.

Los alumnos saben también que cuando se gradúen del internado serán trasladados a una granja, donde harán la transición hacia el mundo "de afuera". Luego de un par de años podrán pedir un empleo como cuidadores. Su labor será atravesar el país de una ciudad a otra, prestando su apoyo a las personas que donarán sus órganos, uno por uno, hasta que les llegue el tiempo de "completar", es decir, de fallecer.

Los cuidadores, a su vez, se convertirán con el tiempo en donadores. Entonces serán visitados por otros cuidadores, que no son más que personas más jóvenes que recién han salido de instituciones como Hailsham. Su misión en la vida termina cuando han donado todos los órganos que pueden. Los más fuertes soportan hasta la cuarta operación.

Es este un extraño mundo, ideado por el escritor Kazuo Ishiguro, que nos presenta una historia cruel bajo un manto de ternura y amistad. Kathy, la narradora de la historia, va desentrañando con sus amigos Ruth y Tommy la razón de sus vidas. Todos saben que serán sacrificados para que otros vivan, pero ignoran el mecanismo central que mueve los hilos. Hasta el final buscan respuesta a las preguntas que se han hecho desde niños.

Kathy y todos los que son como ella tienen completa libertad de movimiento mientras laboran como cuidadores, y sin embargo cumplen su destino programado. No hay cuestionamientos, ni rebeliones. El final del camino, la donación de sus órganos, es el último peldaño de sus cortas vidas. No hay temor, aunque sí un poco de tristeza.

Ishiguro ha escrito una historia inquietante, sutil, que retrata desde un ángulo particular la sociedad actual. Sin grandes pirotecnias plasma en su novela aspectos de la vida moderna que si fueran contados de otra manera no nos llamarían la atención: la robotización de nuestro espíritu, la falta de voluntad propia, de cuestionamiento a los paradigmas establecidos, son algunos de los puntos clave de su propuesta. Es un hermoso trabajo literario.

Este escritor, nacido en la ciudad de Nagasaki (Japón) pero criado en Inglaterra, adquirió fama internacional por su libro The remains of the day, que fue llevado al cine en 1993, y contó con las actuaciones estelares de Anthony Hopkins, Emma Thompson, Hugh Grant y Christopher Reeve.

27.8.06

Capitán Ultra


Como varios amigos de mi edad no tienen recuerdo de la serie japonesa Capitán Ultra -¿tan viejo estaré?- me puse a buscar algunas fotos e información en Internet. Aquí les muestro algunas de las que encontré.

Es sorprendente toda la nostalgia que uno encuentra en las páginas dedicadas a las series de los años sesenta y setenta. Por ellas me he enterado que el programa del Capitán Ultra fue filmado en 1967 en Japón, y que sus protagonistas era Nakata Hiroshi (el Capitán) y Shirono Yuki (Akane). En uno de estos sitios incluso se han elaborado archivos midi de los temas de inicio. Cuando escuché el que me interesaba me alegré mucho. Pensé que nunca lo escucharía de nuevo.

En la primera foto que he añadido pueden ver en el extremo izquierdo a Joe, un extraterrestre que se convertía en piedra. Esto lo ayudaba a resistir los ataque de sus enemigos. Se transformaba en una especie de nuez gigante, con lo que protegía también a sus amigos. Sólo sacaba su cabeza de la coraza (como una tortuga) para ver si el peligro había pasado. Junto a Joe está el cadete Kenji, un muchacho que estaba destacado en la estación espacial donde el Capitán tenía su base.

El de uniforme rojo es el Capitán Ultra, héroe de mil batallas contra los monstruos invasores (en la mitad de los capítulos de la serie) y contra los bandel, una raza alienígena que quería conquistar los planetas habitados por los humanos. Su sol estaba extinguiéndose, y de una forma violenta querían desalojarnos de nuestros mundos. ¡Pero el Capitán Ultra no lo permitiría!

A la derecha del Capitán ven a Akane, que era la asistente del profesor Munamoto, el mandamás de la estación espacial. Akane acompañaba al capitán en algunas de las misiones. Finalmente, al extremo derecho se encuentra Huck el robot. Sus brazos podían convertirse en cañones de proyectiles. El casco del capitán tiene en la parte superior un disparador de rayos, pero sólo lo utilizaba en contadas ocasiones.

En la segunda foto observan un mosaico de imágenes de la serie. Se encuentran ahí algunos de los monstruos que osaron atacar nuestro mundo. El del centro, por ejemplo, se llamaba Kiudora. Y no crean que porque me acuerdo tengo una memoria privilegiada. Lo que pasa es que había una señora a la que mis amigos había apodado así, en recuerdo del programa.

En la esquina inferior derecha de la foto pueden ver a uno de los bandel. Ésta era la raza invasora que trataba de conquistar nuestro sistema solar. El capitán Ultra siempre les dio su merecido, y al final destruyó el planeta de los enemigos... cuando ellos le pusieron un cohete a su mundo para intentar colocarlo en la órbita de la Tierra (!!!).

En la foto de abajo hay una imagen de la estación espacial donde residía el Capitán y sus amigos. La nave que aparece ahí es el Shpiegel (algo así era la pronunciación). Se dividía en tres para aumentar su capacidad de combate. Joe, Huck y el capitán pilotaban cada una de las secciones.

Esta serie la daban en el canal cuatro en los años setenta. Según lo que encontré en Internet no pasó de 25 capítulos. Tengo un amigo de la universidad al que apodábamos Capitán Ultra. Cuando pregunté por qué, recibí la aclaración: porque sólo con monstruos se juntaba.

24.8.06

A ponerse en forma

Tengo amigos con los que en ocasiones hacemos excursiones a las montañas y volcanes. Hemos andado por varios rumbos del país. Con uno de ellos me he aventurado incluso a un par de volcanes en Nicaragua. Es una experiencia gratificante, saludable y muy divertida.

Desde la semana pasada he empezado a correr para llegar un poquito en forma a la temporada seca, que es la época en la que se pueden hacer excursiones con mayor facilidad. En la estación lluviosa también es posible, pero las fuertes tormentas provocan muchos inconvenientes. Sólo en una ocasión he bajado de una montaña cubierto por mi poncho plástico, en eso he tenido suerte.

Yo nunca he sido un buen deportista. Desde niño tuve siempre unas libras de más. Por eso me sorprendió mucho el que pudiera correr siete vueltas seguidas en la pista de atletismo hace un par de días. Hacía muchos años que no lo lograba, en especial cuando tengo muy poco tiempo de haber vuelto a la rutina de ejercicios. Ojalá que dentro de un par de meses pueda correr 4,000 metros seguidos sin desmayarme. Lo malo es que no soy constante y busco mil excusas para no ir a correr.

Para los que practican deportes de manera rutinaria y tienen mucha resistencia les parecerá una exageración que me felicite por mis 2,800 metros en la pista. Tal vez es cierto, pero no saben cómo me alegré cuando empecé la séptima vuelta y sentí que podía resistir. Cuando la terminé sabía que debía parar, para no desmoronarme. Fue como alcanzar la cumbre de una montaña.

La estación seca empieza en noviembre. Confío en que este año tendré más resistencia. La recompensa es muy grande: los paisajes que se observan desde las cumbres son incomparables.

22.8.06

Jerusalén

La edición de esta semana del periódico electrónico El faro trae unos artículos muy interesantes relacionados con la embajada de nuestro país en Israel. Como saben, el gobierno de Costa Rica ha anunciado que trasladará su sede desde la ciudad de Jerusalén a Tel Aviv. Con esto, nuestro país es el único que mantiene la violación a la resolución 478 de las Naciones Unidas.

El editorial habla también de la torpeza de nuestra política exterior. Por un lado se justifica la presencia de las tropas nacionales en Iraq amparándose en la resolución 1483 del organismo global, olvidando que la presencia militar se había aprobado antes de que dicha resolución fuera aprobada, además de que no se hace ningún pedido de tropas en este documento. Por otra parte, el gobierno continúa ignorando la resolución 478, que urge a los países a no utilizar Jerusalén para establecer ahí sus embajadas.

Lo más vergonzoso, me parece, es el hecho de que según otro artículo, los gastos de mantenimiento de nuestra embajada en Jerusalén y la casa del embajador corren por cuenta del gobierno de Israel. El presidente Álvaro Magaña (1982-1984) fue quien aprobó el traslado de la sede. Los gobiernos posteriores no han querido -o no han podido- corregir este grave error diplomático, ni tampoco las condiciones en las que nuestra representación funciona.

Tanto el envío de tropas a Iraq como la decisión de mantener la embajada de nuestro país en Jerusalén forman parte de una política exterior errada. Tal parece que estamos haciendo el trabajo sucio de otros países, de cuyos nombres no quiero acordarme. No hemos aprendido que la guerra fría terminó hace más de quince años. ¿O será que nos interesa, cueste lo que cueste, que nuestros inmigrantes sigan viviendo donde ustedes ya saben?

21.8.06

Cruce de poesía.

Los amigos de la revista nicaragüense 400 elefantes me obsequiaron con un libro de poesía recién impreso. Cruce de poesía es una antología dividida en dos partes, donde se han seleccionado a poetas de Nicaragua y la Tierra de collares. La característica común es que se trata de escritores que han publicado en los últimos veinticinco años, y que no forman parte de la lista de "escritores consagrados", si es que tal lista existe.

Los responsables de la antología son Marta Leonor González y Juan Sovalbarro por Nicaragua, y Luis Alvarenga por la Tierra de collares. En el caso de nuestro país, los autores incluidos han publicado sus trabajos durante o después de la guerra civil de 1981-1992.

Aquí les presento un par de ejemplos de la antología:


FRITANGUERAS
(Erick Aguirre. Nicaragua)

Las fritangueras gordas, gordísimas
como sus hijos taxistas, camioneros,
choferes de empresas nacionales;
sacan sus estufas en las tardes
y se esparcen a lo largo
de las calles sucias y enredadas
de Monseñor Lezcano y La Ceibita.

Sus hijas, jóvenes y hermosas,
despachan coquetas a los clientes
y algunos se tardan comiendo para decirles piropos.

Las fritangueras gordas se limpian la manteca
en sus grandes delantales de dacron
donde lentamente van guardando los pocos pesos del día.

Cuando pasa la noche, después que apagan la estufa
y aliñan el carretón, hacen cuentas en silencio
como para convencerse de que todavía son pobres.


QUÉDATE
(Aída Párraga. Tierra de collares)

Quédate como se quedan las estrellas
prendidas en la nada.
Quédate
como se queda el olor
de la hierba
sobre la piel de los que se aman.
Quédate
como se queda la luz
del sol
en mis pupilas.
Quédate
como me quedo yo
cuando te marchas.

20.8.06

Nueva página oficial de Jean Michel Jarre


Para los seguidores de este gran músico francés, les comunico que la dirección de la página oficial ha cambiado. A los que deseen visitarla les aconsejo que cambien la resolución de su monitor al menos a 1024 por 768 pixeles.

17.8.06

¡Qué golpe!

Hoy por la tarde iba a sentarme frente a una computadora cuando ¡pom! Me di un golpe fuerte en el codo. Mi brazo no estaba pegado a mi cuerpo y el codo se estrelló contra un escritorio. Me estuvo doliendo durante más de una hora.

No es de extrañar que me ocurran estas cosas. No pasa una semana sin que me dé un golpe fuerte en alguna parte del cuerpo. A veces me estoy quitando una camisa sport y ¡cuas! Un codazo o un manazo contra la puerta del armario. Por no haber calculado bien las distancias.

Cuando era niño vivía golpeándome en la cabeza. Mi mamá se hizo experta curándome los chichones en la frente. Una vez me paré sobre una pelota y... ¡cataplum! Perdí el equilibrio y me estrellé contra el suelo. Una moneda sobre el golpe y una fuerte fricción para que bajara lo hinchado.

En una ocasión fui al Parque Balboa en Los Planes de Renderos. Me subí a mi monopatín y me deslicé cuesta abajo por la calle principal. No había avanzado cien metros cuando mi velocidad se había vuelto espeluznante. Pasó lo que tenía que pasar: ¡torroplok! Espectacular chichón en la frente. Ya no me quedaron deseos de seguir montando en el monopatín el resto del mes.

Y no pocas veces me he dado rodillazos contra sillas, gavetas, escritorios, puertas y un larguísimo etcétera. Pero hace un par de días me sucedió algo realmente extraño: dejé una caja sobre una de las repisas en la oficina. En esa caja tengo guardados manuales y discos de software. No es tan grande, pero sí pesada. Bajé la vista y tomé el teléfono cuando... ¡crank! La caja se cayó y me golpeó la cabeza. Por suerte no tenía puestos mis lentes porque se habrían caído.

De milagro no me he quebrado nunca un hueso. La cicatriz más grande que tengo es la de mi apendicectomía. Y ni tan grande que es. Es un poco mayor que la falange de mi pulgar. Por ahí salió la tripa infecta de diez centímetros de largo.

16.8.06

Elvis is dead


Hoy, hace 29 años, Elvis dejó este Teatro.

15.8.06

La casa de las bellas durmientes


Cuando Gabriel García Márquez publicó el libro Memoria de mis putas tristes tenía en mente hacer un homenaje a uno de los más finos escritores del siglo XX: el japonés Yasunari Kawabata, premio Nobel de literatura de 1968. Gracias a este homenaje el libro La casa de las bellas durmientes y Kawabata han cobrado nueva vigencia.

Este libro es una de las más exquisitas piezas literarias que he leído. Como si fuera un pintor que elabora un complejo retrato, Kawabata nos va mostrando el encuentro del viejo Eguchi con una casa donde los ancianos pagan por dormir con una joven que ha sido narcotizada. Cada vez que Eguchi llega a este lugar, la administradora le asigna una joven diferente. Ella no recordará por la mañana a la persona que la ha acompañado.

Los ancianos no deben despertar a las mujeres, ni intentar una relación sexual con ellas. Las jóvenes están desnudas, y sus cuerpos bellos y firmes provocan en el viejo Eguchi un sinfín de evocaciones. Mujeres que había olvidado están de nuevo presentes en su memoria, hasta en los detalles más pequeños. El olor de los cuerpos, la forma de sus senos, la curvatura de sus caderas, todo influye para que Eguchi transforme sus noches en la casa en un repaso por un capítulo perdido de su vida.


Sus senos parecían bellamente redondeados. Un extraño pensamiento le asaltó: ¿por qué, entre todos los animales, en el largo curso del mundo, sólo los pechos de la hembra humana habían llegado a ser hermosos? ¿No era para gloria de la raza humana que los pechos femeninos hubiesen adquirido semejante belleza?


A lo largo del libro, y gracias a una excelente traducción, el estilo sutil y minucioso de Kawabata nos permite la complicidad con esa extraña casa, donde los ancianos no tienen que avergonzarse de sus cuerpos arruinados. La soledad, el deseo, la muerte, la belleza y la fealdad se asoman entre las sábanas de esas habitaciones singulares, donde una joven durmiente es contemplada por un viejo que no alcanza a comprender la magnitud de este último misterio.

14.8.06

Apagón

El jueves pasado llegué a mi casa luego del trabajo y descubrí que en mi colonia había un apagón. Me dijeron después que un camión había chocado con un poste conductor de líneas, por lo que la reparación llevó mucho tiempo.

La energía regresó a eso de la una de la mañana. Desperté y busqué mi celular. Ahí vi la hora. Un minuto después se reanudó el servicio. Antes de dormir preparé unas velas y me quedé en mi cuarto. En otra ocasión habría escuchado música o tocado la guitarra, pero en esa ocasión hablé por teléfono con un par de amigos, apagué la vela y me puse a hibernar.

Como a las siete, antes de cenar, había intentado leer a la luz de la vela. Será porque mis ojos no son los mismos de antes que no pude hacerlo. Cuando era niño, y los apagones nocturnos eran de lo más comunes, terminaba mis tareas escolares junto a un par de velas. No en pocas ocasiones me tocó estudiar de esa manera.

En la casa que vivía de niño había una tienda (una pulpería, o venta de abarrotes, como gusten). Mi abuela encendía una linterna que tenía una candela de gas neón, y los vecinos hacían su romería para comprar velas, cerillos y baterías, así como el resto de los víveres. La luz de nuestra linterna iluminaba lo suficiente para ver los artículos en venta, pero su luz era triste. Si pudiera adjudicársele el calificativo de melancólica sería la palabra que utilizaría.

Años después, durante el eclipse total de sol que hubo en Centroamérica el 11 de julio de 1991, ocurrió algo muy extraño: a medida que el sol se ocultaba detrás de la luna, su luz se fue pareciendo cada vez más a la de esa linterna que nos alumbraba en los apagones de mi niñez. Es uno de los recuerdos más vívidos que mantengo de ese día.

Es increíble la cantidad de recuerdos que pueden refrescarse con un apagón nocturno. Hagan ustedes la prueba cuando les toque el próximo.

11.8.06

El rumor del oleaje


En la pequeña isla de Utajima la mayoría de habitantes obtiene su sustento del mar. Shinji es un pescador joven que trabaja para sostener a su madre y a su hermano. No tiene más pretensiones que ahorrar lo suficiente para conseguir su propio bote de pesca, que pondrá a trabajar para darle una vida más holgada a los suyos.

A la isla, luego de muchos años, regresa Hatsue, la hija de uno de los hombres más acaudalados de Utajima. Ella ayuda a otras mujeres en la recolección de algas, la limpieza de la ropa y la recolección de agua. Su padre espera casarla con un joven de buena posición.

Hatsue y Shinji son los protagonistas de esta bella novela de amor escrita por Yukio Mishima, uno de los más importantes narradores del siglo XX. Dotada de un ritmo tranquilo, y desprovista de escaramuzas lingüísticas, la historia se desarrolla en un ambiente rural y apacible, muy lejano al frenesí de la industrialización que envuelve a Japón desde la década de 1950.

El rumor del oleaje no es un libro dramático, no está lleno de aventuras y escollos que el joven debe superar para conquistar el corazón de su amada. ¿En donde radica entonces su belleza? Yo la he encontrado en el ritmo sereno con el que Mishima va desmenuzando el mundo de Utajima, las relaciones de sus habitantes y la forma en la que resuelven sus conflictos. El amor que relata se nutre de actos sencillos, de silencios y del mar, que es también un habitante de la isla.

A más de cincuenta años de su publicación, El rumor del oleaje es una historia que no pierde vigencia. Quizá porque el amor, a pesar de todas las evidencias en contra, sigue siendo una parte importante en nuestras vidas.

9.8.06

Nagasaki

Hoy, hace 61 años, el hongo atómico emergió sobre la ciudad de Nagasaki. Desde entonces, el mundo está más cerca que nunca de su destrucción.

8.8.06

Tormentas sobre el país

La temporada de lluvias ha entrado en su segunda mitad. En los últimos años ha sido la más catastrófica, y las tormentas de los últimos días parecen cumplir con esta regla. Hay muchas personas que tuvieron que abandonar sus viviendas con las lluvias de anoche.

Las obras de mitigación comenzaron tarde. En este momento aún hay varias en ejecución, pero el problema es que cuando las lluvias aparecen los trabajos deben ser suspendidos por el peligro al que se exponen los obreros. Es muy probable que las obras más grandes no logren completarse antes de que termine la estación lluviosa.

Aunque suena pesimista, debemos recordar que septiembre es un mes bastante copioso. Es muy probable que las lluvias se incrementen durante las próximas semanas. Hay que estar preparados y no exponerse a situaciones peligrosas. El año pasado fue desafortunado. Se perdieron muchas vidas a causa de los fenómenos naturales.

Antes de salir hoy del trabajo cayó una fuerte tormenta. Esperé a que pasara y regresé a mi casa. Me asomé a la ventana: el cielo estaba como si nada. Pero ya empiezan a escucharse truenos en la lejanía. Esta fiesta apenas comienza y nosotros ya estamos empapados.

7.8.06

Un secreto


Hay un encanto especial en los libros que encontramos por nuestro propio esfuerzo. Quizá es por la vanidad de poder recomendarlo a alguien más, o por la alegría de descubrir un camino del que nadie nos había dado referencias.

Algo así me ha ocurrido con el libro Un secreto, de Philippe Grimbert. Encontré el ejemplar en la feria del libro de Guatemala. Tumbado en el suelo, buscando en las repisas más bajas, lo hojeé durante varios minutos. Su prosa me atrapó de inmediato. No por sus malabares con el lenguaje, sino por la triste y bella historia que encierra.

Grimbert ha elaborado un libro donde revela aspectos muy íntimos de su vida. Es un relato en el que habla de sus padres, de la segunda guerra mundial y de un hermano desconocido que murió en el campo de exterminio de Auschwitz, al igual que muchos otros judíos.

Con un estilo suave, directo, Grimbert nos lleva de la mano a través de una galería que exhibe las penalidades de su familia antes de que el autor viniera al mundo. Interpreta con los testimonios de otros qué le ocurrió a este hermano que, de alguna manera, adivinó entre las sombras del tiempo. Este niño desconocido se elevó desde las cenizas del campo de muerte y llegó hasta el muchacho debilucho que, con el correr del tiempo, se convertiría en psicólogo y novelista.

En esta época en que la intolerancia religiosa hace estragos en el mundo, este libro es un recordatorio de que nadie debería sufrir maltratos sólo por el hecho de profesar un credo distinto al del poder dominante. Es una lección que aún no hemos aprendido.

4.8.06

Ciudad de Guatemala

Para estas vacaciones de agosto decidí integrarme a la invasión cuscatleca. Estoy en Ciudad de Guatemala, por primera vez en más de cinco años. En ocasiones anteriores tomaba otras carreteras para no entrar a la capital.

El tráfico es tremendamente difícil. No me esperaba encontrar filas tan largas y a todas horas en los principales accesos de la ciudad. Me están dando posada en la ciudad de San Lucas, que está camino del desvío a Antigua. Si nos va bien, llegamos a la zona 10 en cuarenta y cinco minutos o una hora. Antes habría llegado en la mitad del tiempo.

¿Qué estoy haciendo aquí? Pues en estos días, en el Parque de la Industria, se lleva a cabo la Feria Centroamericana del Libro. Ayer pasé todo el día ahí, observando y hojeando libros. Asistí a un par de conferencias y me encontré con un par de amigos escritores guatemaltecos. Por la noche fuimos al teatro de cámara y luego a un restaurante de comida china.

Hoy por la tarde voy a otras librerías y luego a la feria del libro. A las 5:00 p.m. comenzará el encuentro centroamericano de escritores. No sabía que esta actividad era parte de la feria. Yo pensé que sólo habría algunas conferencias. Ojalá pueda saludar a algunos amigos que no he tenido oportunidad de ver hasta hoy.

Mañana regreso a San Salvador. No me quedo hasta el domingo porque ese día las fronteras estarán llenas hasta los banderines. El sábado asistiré en la mañana a otra de las conferencias del encuentro de escritores. A las tres de la tarde emprenderé el regreso a casa.

1.8.06

Entrevista en El faro

En la edición de esta semana de El faro leí una entrevista impresionante. Los periodistas platicaron con una stripper profesional. Sus declaraciones son bastante conmovedoras.

Les recomiendo que lean el reportaje. Las declaraciones nos permiten adentrarnos en aspectos desconocidos sobre nuestro país.

¿Por qué somos así?

Hace unos días un amigo estaba cumpliendo años, lo llamé a su celular para felicitarlo y me contestó una persona a la que jamás había escuchado. Sorprendido, pregunté por mi amigo, sólo para salir de la duda.

Como ustedes imaginarán, esta persona me dijo que me había equivocado de número. Pedí disculpas y terminé la llamada. Todo normal hasta aquí.

Cinco minutos después escuché un timbre en mi celular, indicando que había recibido un correo de voz. No escuché la llamada porque justo en ese momento estaba hablándole a otra persona. Cuando vi la pantalla me di cuenta de que el correo era de la persona a la que había llamado por error.

Pensé por un momento que esta persona sí estaba con mi amigo, y que por error había tomado su celular. Escuché el mensaje. Jamás esperé descubrir lo que estaba grabado.

La persona que me había enviado el mensaje no sólo me insultaba, sino que también me amenazaba de muerte por "estar bromeando de esa forma con él". Todavía tengo grabado el mensaje en mi correo, pues aún no he decidido si es un asunto para la policía.

Definitivamente que no comprendo por qué nos hemos vuelto tan violentos. ¿En realidad la vida humana ha llegado a valer tan poco? No entiendo cómo una persona puede amenazar de muerte a otra con una mano en la cintura, como si lo hiciera todos los días.